La empresa conservera de Bermeo Conservas Serrats habla de las propiedades del boniato, un tubérculo muy completo e interesante que en otoño está en su máximo esplendor y que provoca un maridaje extraordinario con las producciones de anchoa y bonito.
El boniato suele llamar la atención por su precioso color naranja; color cuya responsable es su elevada presencia de carotenos, precursores de la vitamina A, de vital importancia para una buena salud ocular. Destaca además por la presencia de vitamina C (potente antioxidante) y vitaminas del grupo B.
Dentro de los minerales, destaca la presencia de manganeso (importante para la formación del tejido conectivo).
Del aporte de macronutrientes destaca la presencia de hidratos de carbono tanto en forma de azúcares simples y de almidones complejos, de forma que no provoca bruscas subidas de azúcar en sangre, por lo que está bien tolerado en diabéticos (siempre con un consumo moderado).
El boniato tiene un sabor dulzón que combina muy bien tanto con alimentos salados como dulces. Y se puede cocinar asado, al microondas, a la plancha, frito cocido…
Entre los alimentos salados, podemos combinarlo por ejemplo con anchoas en salazón, provocando un delicioso contraste de sabor en la boca, o con bonito del norte. De esta forma, a las propiedades del boniato les añadimos y añadimos un aporte de ácidos grasos insaturados, interesantes para nuestra salud cardiovascular entre otros beneficios del pescado.
Si preferimos combinarlo con algo «dulce» se puede comer asado y acompañarlo de castañas o de queso.
Para terminar, os dejamos una idea para disfrutar de las propiedades del boniato y las anchoas del Cantábrico. ¿Os acordáis de los patés vegetales que preparamos el año pasado en el encuentro de nutrición y salud de primavera? Uno de ellos nos viene que ni pintado para esta ocasión: una deliciosa tosta de paté de boniato con anacardos coronada con un sabroso filete de anchoa (el segundo de la foto).
Para preparar este paté de boniato, tenemos que poner unos anacardos naturales (sin sal) en remojo durante seis horas. Por otra parte, cocemos el boniato en agua sin sal (el toque salado ya lo aportan las anchoas). Una vez cocido, solo tenemos que mezclar ambos ingredientes, y pasarlos por la batidora.
Para terminar, tostamos una rebanada de un buen pan integral, untamos el paté de boniato y «coronamos» con un filete de anchoa. ¡Delicioso y saludable contraste!
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