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martes, diciembre 3, 2024
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El clima extremo y la geopolítica, principales impulsores del aumento de las «crisis alimentarias

Una investigación, publicada en la revista ‘Nature Sustainability’, ha identificado 226 impactos en la producción de alimentos en 134 naciones durante un periodo de 53 años, observando una creciente frecuencia de impactos en todos los sectores a escala global. El autor principal, Richard Cottrell, de la Universidad de Tasmania, en Australia, dice que el clima extremo es una de las principales causas de las crisis en los cultivos y el ganado, destacando la vulnerabilidad de la producción de alimentos al clima y la volatilidad del clima.

«En las últimas décadas nos hemos familiarizado cada vez más con las imágenes en los medios de comunicación de desastres como la sequía y el hambre en todo el mundo –afirma Cottrell–. Nuestro estudio confirma que los impactos en la producción de alimentos se han vuelto más frecuentes, lo que representa un peligro creciente para la producción mundial de alimentos», señala.

Y relata: «Analizamos toda la gama de sistemas de producción de alimentos globales, que abarcan cultivos, ganado, pesca y acuicultura. Encontramos que los cultivos y el ganado son un poco más propensos a los impactos que la pesca y la acuicultura, y algunas regiones, como el sur de Asia, se ven más afectadas que otras. Aunque cantidad de ‘shocks’ alimentarios fluctúa de un año a otro, la tendencia a largo plazo muestra que están ocurriendo con mayor frecuencia».

El profesor Cottrell dice que la frecuencia cada vez mayor de crisis alimentarias dio a las personas y comunidades menos tiempo de recuperación entre los eventos y erosionó su capacidad de recuperación. «El menor tiempo de recuperación dificulta las estrategias de afrontamiento, como la acumulación de alimentos o activos para su uso en momentos de dificultades», explica.

LA CAPACIDAD DE RECUPERACIÓN: UN DESAFÍO GLOBAL

«Combinados con las condiciones climáticas adversas, los impactos relacionados con el conflicto en la producción de alimentos en África subsahariana y Oriente Medio han provocado un aumento del hambre mundial desde 2010. La producción agrícola y ganadera de la tierra es particularmente vulnerable a los fenómenos meteorológicos extremos, como la sequía, que se espera que sean más frecuentes e intensos con el cambio climático», detalla.

Sin embargo, asegura que la producción de alimentos de origen marino no es inmune a los impactos. La sobrepesca fue responsable del 45 por ciento de los impactos detectados en los datos, mientras que las interrupciones en la producción acuícola se han incrementado más rápido y en un nivel más alto que en cualquier otro sector desde la década de los ochenta.

«El comercio globalizado y la dependencia de muchos países de las importaciones de alimentos significa que los impactos en los alimentos son un problema global, y la comunidad internacional se enfrenta a un desafío importante para desarrollar la capacidad de recuperación», subraya.

Según concluye el investigador, esto se puede hacer a través de medidas como invertir en sistemas alimentarios inteligentes para el clima y construir reservas de alimentos en naciones dependientes de las importaciones para que puedan enfrentarse mejor al impacto de la interrupción causada por problemas como el cambio climático.

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