Sector Pesquero

La voracidad pesquera del régimen chino arrasa la vida marina de Latinoamérica

Vanesa Catanzaro.

La pesca ilegal y no declarada genera gran preocupación en torno a los enormes perjuicios sobre los ecosistemas, sobre las economías de los países y la seguridad marítima mundial, siendo la flota pesquera china la que representa una mayor amenaza, por su envergadura y por la creciente demanda de ciertas especies que considera valiosas.

El Secretario de Marina de EE. UU., Carlos Del Toro, señaló en Foro de Seguridad Oceánica 2021, que la pesca ilegal y no declarada “está ocurriendo a escala industrial” en todo el mundo y el culpable a menudo es la flota pesquera subvencionada de China.

Además, durante su participación en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, subrayó que 1 de cada 5 pescados vendidos en los mercados internacionales es capturado ilegalmente.

La voracidad pesquera de China

China representa por mucho el mayor mercado mundial de pescados. Según reportó la agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), en 2018 registró el 35% de la producción del mundo.

Consume también alrededor del 36% de la producción mundial total de pescado y transporta por año 15,2 millones de toneladas de especies marinas, lo que representa un 20% de la captura anual total del mundo, acorde lo informado por ABC News.

Si bien Beijing declaró que para 2020 reduciría la flota de pesca en aguas distantes (DWF) a aproximadamente 3.000 barcos, un informe de investigación de Overseas Development Institute indica que tendría hasta casi 17.000 embarcaciones DWF depredando gran parte de la fauna marítima mundial.

Como comparación, la flota DWF de la Unión Europea en 2014 era de 289 buques mientras que la de Estados Unidos era de 225 buques en 2015.

“Millones de personas, particularmente en los países costeros pobres, dependen directamente de los recursos pesqueros para su sustento y seguridad alimentaria. El descubrimiento de que la flota pesquera de aguas distantes de China es mucho mayor de lo esperado es alarmante y debe tomarse como una señal de advertencia. Las flotas pesqueras mundiales, no solo las chinas, deben ser más transparentes sobre su tamaño y operaciones, para evitar una mayor sobrepesca de los recursos pesqueros que ya se han agotado de manera insostenible”, según indica Alfonso Daniels, coautor del informe.

Pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR)

Aunque parte de la flota pesquera practica una actividad lícita, un gran volumen la de misma, sobre todo de bandera china, opera en la sombra de la legalidad, por lo que varias regiones costeras ricas con preciados productos de la fauna marina se enfrentan a casos alarmantes de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, denominada con las siglas INDNR.

China posee el peor Índice de pesca INDNR, y acorde a lo que halló el estudio de Overseas Development Institute, 183 embarcaciones de su flota DWF son sospechosas de participar en estas actividades ilícitas.

El Índice de pesca INDNR se lanzó a principios de 2019 como una forma de comparar y clasificar a los países según su respuesta a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Desde su lanzamiento ha sido ampliamente utilizado por los países y las organizaciones pesqueras regionales en la evaluación del riesgo de pesca INDNR. Las puntuaciones de cada país oscilan entre 3,86 para China (el peor) y 1,62 para Estonia y Finlandia (el mejor)

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), dependiente del Departamento de Comercio de EE. UU., hace una diferenciación entre estos tres tipos de actividades que violan las normas de pesca nacionales e internacionales.

Según indica NOAA:

“La pesca ilegal se refiere a las actividades pesqueras realizadas en contravención de las leyes y reglamentos aplicables, incluidas las leyes y normas adoptadas a nivel regional e internacional”.

“La pesca no declarada se refiere a las actividades pesqueras que no se declaran o se declaran erróneamente a las autoridades competentes en contravención de las leyes y reglamentos nacionales o los procedimientos de notificación de una organización regional de ordenación pesquera pertinente”.

“La pesca no reglamentada tiene lugar en áreas o poblaciones de peces para las que no existen medidas de conservación o gestión aplicables y donde dichas actividades pesqueras se llevan a cabo de manera incompatible con las responsabilidades del Estado para la conservación de los recursos marinos vivos según el derecho internacional…”

La pesca INDNR constituye la sexta actividad delictiva más lucrativa a nivel mundial. En 2009, fue valorada en hasta 23.500 millones de dólares anuales, acorde a una estimación obtenida a través de un estudio publicado por el Centro Nacional de Información Biotecnológica (NCBI) de EE. UU. Mientras que un informe de 2017 de Global Financial Integrity estimó ingresos anuales estimados de 15.000 millones a 36.000 millones de dólares, señaló See Food Source.

A diferencia de las empresas que cumplen con los numerosos reglamentos que garantizan la sostenibilidad, la competencia justa y las correctas condiciones laborales de los trabajadores pesqueros, los barcos que se dedican a la pesca INDNR no lo hacen y operan en permanente violación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), un acuerdo internacional que establece un marco legal para todas las actividades marítimas.

La pesca ilegal china acecha a los océanos latinoamericanos

Los océanos que bañan las costas de Latinoamérica son uno de los más acechados por estas “ciudades flotantes”, debido a que poseen productos preciados por China, como el calamar gigante en Perú y Argentina, el bacalao también en aguas argentinas, el atún en las de Chile, el tiburón en las de Colombia y Ecuador o la totoaba en las de México.

Estas flotas pesqueras ilegales no solo atentan contra las vidas que habitan sus aguas, sino también ponen en riesgo las economías y la seguridad de los países costeros.

El número de embarcaciones chinas practicando la pesca INDNR en las aguas del Pacífico frente a las costas de América del Sur es cada vez mayor, según reveló una investigación realizada por un equipo que viajó a bordo del buque patrulla Ocean Warrior de la organización ambiental Sea Shepherd Global, publicada el 24 de septiembre de 2021 por Associated Press (AP) y la cadena Univisión.

La presencia de la flota china en este lugar es parte de un recorrido que se repite todos los años. A partir de mayo los barcos comenzarán a cruzar a través del Estrecho de Magallanes hacia el océano Pacífico. Una vez allí navegarán hasta el límite del mar peruano donde se detendrán durante un tiempo a pescar otra especie de calamar, el Dosidicus gigas (calamar gigante), para posteriormente trasladarse hasta los límites de la zona económica exclusiva de Galápagos, en Ecuador.

Países de Latinoamérica más afectados

ARGENTINA

Este país recibe cada año, en la temporada estival austral, la llegada de embarcaciones extranjeras, especialmente provenientes de China, que pescan sin licencias dentro de la zona de explotación económica exclusiva (ZEE) que se encuentra dentro de las 200 millas náuticas (unos 370,4 kilómetros) en aguas territoriales argentinas.

Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) que Argentina aprobó en 1995, la pesca que se realiza fuera de la ZEE, denominada Milla 201, es legal.

El Atlántico Sur es considerado uno de los caladeros más importantes del mundo, tanto por la diversidad de la fauna ictícola presente como por la cantidad de la misma. La vasta mayoría de los buques que rondan la zona son “poteros”, es decir, dedicados íntegramente a la extracción del calamar. El 70% de los buques que se encuentran en el límite de las 200 millas náuticas son chinos.

Según indicó el titular de la Liga Naval Argentina, Fernando Morales, “El Estado argentino le está prestando más atención al tema de la pesca ilegal”, señalando que “tres patrulleros, más dos corbetas de la Armada que se posicionan en la línea de las 200 millas y hacen presencia, además de los patrulleros de la Prefectura”.

La violación de la ZEE de aguas argentinas son penalizadas con una multa, no obstante Morales señaló que “hasta que el mundo no se ponga de acuerdo no puedes evitar (la depredación más allá de la zona económica exclusiva) porque no hay poder de fuego o de policía” para evitar esas acciones en alta mar.

En las más de dos décadas desde que se implementó el patrullaje del Mar Argentino, la Prefectura capturó 80 embarcaciones que se encontraban infringiendo la zona de exclusión. Uno de sus máximos logros fue la de conseguir, en 2016, que Interpol detenga en un puerto Indonesio al pesquero chino “Hua Li 8” que había atravesado la línea de las 200 millas.

Según los informes, el 29 de febrero de 2016, un buque guardacostas argentino detectó al barco Hua Li 8 de bandera china que pescaba sin permiso en la ZEE.

Luego de no obtener respuesta por parte de la tripulación a la advertencia de detener la actividad de pesca ilegal, se activó el protocolo que rige para los casos de desobediencia. Minutos más tarde, se efectuaron desde el buque patrullero disparos de fuego controlado como método persuasivo.

Los disparos destruyeron todo el sistema de comunicaciones del buque chino, no obstante, este emprendió la fuga, por lo que la Justicia Federal argentina dictó el pedido de captura internacional. Finalmente, el buque fue capturado en aguas de Indonesia por las autoridades de ese país.

Para evitar la depredación de especies migratorias que entran y salen de la ZEE y que está produciendo un agotamiento de los stocks ictícolas argentinos, la Armada Argentina ha puesto a disposición un buque especialmente diseñado para patrullar en el sector oriental del Estrecho de Magallanes a los pesqueros provenientes del Océano Pacífico. De esta manera son identificadas todas las embarcaciones chinas que atraviesan el Estrecho y son acompañadas hasta la milla 201.

“Hiela la sangre. Es una verdadera marea de hierro oxidado que avanza en forma compacta. No son solo pesqueros, sino que además se observan buques tanque y cargueros frigoríficos que dan el apoyo logístico necesario para que estas naves operen en forma continuada sin regresar a puerto”, relató al medio Infobae, uno de los responsables de ejercer el control en dicha zona del Estrecho de Magallanes.

CHILE

Chile cuenta con la gran parte de las costas del Pacífico latinoamericano, por lo que sus recursos marítimos no escapan a la amenaza creciente de los buques chinos en mar internacional que cotidianamente traspasan a mar chileno para extraer la fauna marina que allí habita.

La pesca ilegal en Chile representa un costo estimado anual de 300 millones de dólares para el país, según un informe de 2020 de AthenaLab, un centro de investigación chileno de defensa y seguridad.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, establece que las naciones costeras tienen jurisdicción sobre los recursos naturales dentro de su ZEE, por lo que si bien los buques chinos no pueden pescar en sus aguas, sí pueden navegar.

En diciembre de 2020, la Armada de Chile informó que un total de 432 buques pesqueros con bandera china y 17 naves de apoyo logístico navegaban frente a las costas del país.

“De los anteriores, 77 ya se encuentran en tránsito dentro del área de responsabilidad nacional, de los cuales solo 11 transitan por la Zona Económica Exclusiva [ZEE], sin hacer uso de sus aparejos ni efectuar faenas de pesca”, decía el comunicado, según la revista digital militar, Diálogo.

El incremento en los últimos años de la cantidad de navíos de bandera china en las costas chilenas avistados por la armada del país, incrementa la preocupación por la pesca INDNR, lo que ha generado un punto de partida a nuevas políticas que tienen como objetivo regular, con mayor efectividad, la actividad pesquera internacional.

PERÚ

Las aguas peruanas cuentan con una de las especies más preciadas por los pesqueros chinos, el Dosidicus gigas, también conocido como calamar gigante, una especie altamente migratoria con una rápida tasa de crecimiento y una vida corta.

La pesquería de estos calamares gigantes es una de la más grande del mundo, y está regulada por la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur (OROP-PS), según informa Global Fishing Watch.

Los informes indican que el número de buques pesqueros activos con bandera China que operan en zonas reguladas por la OROP-PS ha aumentado aproximadamente en un 400 por ciento en nueve años, con 104 registrados en 2010 y 516 en 2019.

Ese año se autorizó bajo registro a un total de 707 embarcaciones de calamar de aguas distantes para pescar calamar gigante en alta mar, de estos, 516 se encontraban pescando y tenían bandera China, según el informe del Comité Científico de la OROP-PS.

Este número de buques calamareros activos chinos capturaron un total de 305.700 toneladas en alta mar en 2019, en comparación con las 2.500 embarcaciones artesanales peruanas, de mucha menor envergadura, que capturaron en el mismo año 494.000 toneladas en aguas nacionales. Estas diferencias evidencian la alarmante capacidad arrolladora de los buques chinos para extraer recursos marinos.

Las preocupaciones con respecto a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) se han relacionado con la flota de calamar industrial que opera en alta mar. Algunos de los riesgos potenciales incluyen el reporte inexacto de la captura y la posible pesca no autorizada dentro de la ZEE del Perú.

Una de las últimas medidas que ha implementado Perú en 2020 para un control más eficiente sobre los buques extranjeros que navegan sus aguas, es la exigencia de la instalación de sistemas de monitoreo de buques (VMS) si desean utilizar puertos peruanos para labores de mantenimiento, reabastecimiento de combustible o cambio de tripulación.

ECUADOR

La Reserva Marina de Galápagos en Ecuador, alberga la mayor biomasa de tiburones del planeta, muchos de ellos en peligro de extinción, y son considerados un manjar preciado por China.

En 2020, 260 embarcaciones chinas pasaron varias semanas pescando calamares en los límites de la zona económica exclusiva de Galápagos, lo que preocupó a las autoridades ecuatorianas, no solo por el impacto ecológico al reducir esos recursos, sino por la amenaza sobre las especies en peligro de extinción.

“Hay mucha preocupación por el volumen de pesca. Estamos hablando de una flota gigantesca”, dijo Luis Suárez, director de la ONG Conservación Internacional en Ecuador.

La pesca en aguas internacionales no es ilegal, incluso si esas aguas se encuentran justo al lado de áreas de gran importancia ecológica, por lo que las flotas pesqueras que navegan en estas aguas donde la actividad carece de regulaciones y monitoreos, incrementan la amenaza para la vida de estas especies, que no conocen de fronteras marítimas y muchas veces traspasan las líneas demarcadoras.

En 2017, un antecedente encendió las alarmas. El buque frigorífico chino Fu Yuan Yu Leng 999 fue perseguido y abordado por las autoridades ecuatorianas dentro de la Reserva Marina de Galápagos, y en él encontrando un espantoso botín de 6000 cadáveres de tiburones congelados, según el informe de ABC News.

Cuatro países sudamericanos se preparan para desafiar los abusos pesqueros chinos

En un esfuerzo conjunto histórico contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) por parte de la flota de embarcaciones de bandera extranjera, los gobiernos de Chile, Ecuador, Perú y Colombia emitieron una declaración conjunta condenando dichas prácticas fraudulentas y estableciendo un compromiso para generar políticas que las combatan.

La coalición planteó la necesidad de un intercambio de información y la toma de medidas conjuntas para detener la INDNR en sus zonas de explotación económica exclusiva, a través de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), un organismo regulador marítimo en el que los cuatro países tienen igualdad.

China utiliza trabajo forzado en la pesca en aguas distantes

La pesca INDNR china además de ser una gran amenaza para los ecosistemas oceánicos, es perjudicial para el comercio pesquero legal y está vinculado al crimen organizado.

El Departamento de Trabajo de EE. UU. afirma que la industria pesquera china en aguas distantes está utilizando trabajo forzoso para capturar el calamar y el atún, que se envían a China para el consumo interno y externo.

“La pesca INDNR también suele asociarse con muchas otras formas de delincuencia organizada transnacional, como la trata de personas, el tráfico de drogas y la piratería, sin mencionar la explotación de elementos débiles y corruptos de los regímenes nacionales de gestión”, señaló Tuesday Reitano, directora adjunta de la Iniciativa Global contra la Delincuencia Organizada Transnacional.

Entre tanto Milko Schvartzman, un especialista en conservación marina que además viene estudiando durante años a la flota china que opera tanto en el Atlántico Sur como en el Pacífico Sur, reveló otro grave aspecto asociado a la pesca ilícita de estas embarcaciones: las terribles condiciones de vida de los trabajadores a bordo.

Schvartzman, quien es actualmente miembro de la organización argentina Círculo de Políticas Ambientales, indica que el Puerto de Montevideo en Uruguay, es el principal apoyo a la flota pesquera del Atlántico Sur, y allí “los pesqueros extranjeros desembarcan al menos un tripulante fallecido por mes”, citando un informe del Departamento de Estado de EE. UU. y un estudio de C4ADS.

Si bien el experto aclaró que no está en contra de que Uruguay reciba barcos extranjeros, enfatizo la importancia del control estatal, ya que no se están cumpliendo los acuerdos internacionales que han ratificado.

“Ellos reciben barcos con reincidencia en abusos a los derechos humanos. Eso es gravísimo y todo esto lo dice el Departamento de Estado de Estados Unidos. La misma Cancillería de Uruguay investigó el caso de los tripulantes africanos que tenían cadenas en los tobillos y que trabajaban esclavizados a bordo de un barco chino”, aseguró Schvartzman.

Latinoamérica debe ser implacable frente a la depredación china

La flota de pesca en aguas distantes de China es la más grande del mundo, pero hay poca información disponible sobre su tamaño real y la escala de sus operaciones, debido fundamentalmente, a su gran fragmentación y a la falta de transparencia en toda la cadena de operaciones.

Muchos de sus barcos están registrados en empresas de otros países, pero operan subsidiados por el régimen comunista gobernante.

“Es muy difícil conocer cuál es la proporción de participación del Estado chino en las empresas de pesca furtiva y abuso a los derechos humanos, porque hay un entramado legal perfectamente diseñado por las empresas para que no se sepa. Sabemos que el Estado subsidia el combustible de estos barcos por lo cual su participación es indudable”, señaló Schvartzman.

“Es muy difícil saber también cómo actúan los intereses que presionan a los funcionarios de nuestros países para que, en algunos casos, no enfrenten la pesca ilegal y los abusos a los derechos humanos como deberían”, agregó.

No obstante, debido a la alarmante escalada del número de navíos pesqueros que cada año acechan los países costeros, hogar de miles de vidas acuáticas de enorme valor para el ecosistema, Latinoamérica debe poner límites efectivos para detener las prácticas fraudulentas que están vaciando sus recursos naturales.

“Cuantos más puertos cierren sus puertas a la pesca INDNR, más saludables podrán ser nuestros océanos”, dijo la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su sitio web.

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