La pesca en Cantabria en el centro del debate: preocupaciones y propuestas desde Castro Urdiales ha sido el título de la mesa redonda en el que se han abordado las preocupaciones del sector.
La cita reunió a representantes de las cofradías de San Martín, Santoña, Colindres y Castro Urdiales, junto al Grupo de Acción Costera (GAC) Oriental de Cantabria, organizaciones de productores y responsables institucionales. Entre los participantes destacaron:
Moderada por el periodista Santiago Redondo (cadena SER), la discusión tuvo como eje las amenazas actuales: sobreexplotación de recursos, crisis económica, impacto ambiental, regulaciones excesivas y burocracia.
Roberto Gutiérrez abrió la sesión recordando que «la pesca está en el ADN de la zona oriental de Cantabria» y advirtió: “Cantabria no puede vivir de espaldas al mar, es nuestra identidad”. Subrayó el progreso tecnológico de la flota, y defendió que hoy se puede “vivir dignamente” de la pesca, aunque sea necesario dignificar su imagen. En su opinión, hay que transmitir tanto las dificultades como los beneficios de la actividad —calidad de vida, seguridad y vacaciones— para promover el relevo generacional.
Alejandro Garmendia contrastó la realidad de la pesca costera actual con décadas atrás, apuntando que, pese a mejoras en barcos y salarios, enfrentan una crisis de capturas —especialmente de verdel y bonito— y falta de interés juvenil. Criticó la burocracia y la desventaja competitiva frente a grandes flotas extranjeras. Sin embargo, recalcó su apuesta por inversores públicos y privados para reforzar el sector.
Miguel Fernández (Santoña) exigió participación activa de la Consejería de Pesca en el diálogo. Dicho organismo ha reclamado ayudas extraordinarias ante la caída del verdel, dijo. También denunció que la burocracia genera sanciones desproporcionadas: “Si te pasas 25 kg, pueden multarte con hasta 20.000 euros”. Exigió coherencia entre normas europeas y situaciones reales en Cantabria.
Eustaquio Cuesta (Castro) describió la reducción drástica de la flota artesanal: de casi 40 barcos se ha pasado a 8 actualmente, con promedio de edad alto y relevo casi nulo. Los costes fijos de cofradías pequeñas se vuelven inviables con menos descargas. Cuestionó la falta de infraestructuras locales —grúas, hielo, acceso— que ahogan la actividad.
Gutiérrez recordó que la zona oriental concentra el 75% de la pesca regional y urgió a aprovechar programas europeos, estatales y autonómicos, especialmente con el nuevo marco económico 2028-2034. Además, alertó del impacto de la contaminación marina —plásticos, vertidos—, un daño mayor que no es causado por pescadores, pero afecta gravemente los recursos.
César Nates (OPACAN/Federación de Cofradías) expuso la paradoja: las cofradías no son reconocidas por Europa, pero los puertos son receptores de ayudas. Denunció que Bruselas no entiende la pesca artesana y que los fondos se orientan hacia la pesca industrial. Acusó una fuerte reducción del presupuesto europeo: “Mientras quintuplican defensa, recortan pesca un 66 %”. También advirtió que esa narrativa negativa ahuyenta a jóvenes.
Sergio Valle (Colindres) explicó que las mareas y la acumulación de arena impiden la entrada de barcos, afectando a compradores. Además, la falta de formación y motivación entre jóvenes impide relevo generacional. Denunció que muchos titulados náuticos no quieren embarcar. Y reconoció que, a pesar de ello, hubo una campaña buena de bonito y anchoa.
Pedro Pardo (APECAC) habló desde la experiencia de 45 años. Reconoció que jamás vio un 10 % del verdel: “La flota costera vive del verdel, y este año no ha pescado ni el 10 %”. Aunque la pesca sea sostenible, si no es rentable, no sirve. Llamó a dejar de lamentarse y buscar alternativas.
Alberto F. Rentería (pesca de altura) recordó la drástica reducción de flota desde 1981. La actividad genera buenos ingresos —un patrón puede ganar hasta 100.000 €— pero no hay relevo: la edad media es alta, faltan mandos. Las nueva formación náutica ya no incentiva la carrera profesional en el mar.
Gutiérrez insistió en la necesidad de comunicar mensajes positivos “para atraer personas al mar” y dejar la imagen de supuesta precariedad. Las empresas pesqueras modernas ofrecen salarios dignos, condiciones seguras y descansos. El impulso educativo y el reconocimiento social son clave para retener el talento y asegurar la continuidad.
La mesa redonda dejó en evidencia un sector en tensión, con múltiples frentes abiertos:
Sin embargo, también asomaron oportunidades claras:
La principal conclusión que emergió fue la urgencia de transformar la comunicación (hacia la sociedad, juventud y administración), poner en valor lo que ya funciona, reclamar coherencia normativa, y preparar un mapa estratégico que combine innovación, formación y financiación para garantizar el futuro de la pesca en Cantabria. La cita finalizó con el compromiso de seguir el diálogo y pasar cuanto antes a la fase operativa.
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