El Reglamento Delegado (UE) 2025/1449, publicado en el DOUE del 29 de octubre, modifica el anexo III del Reglamento (CE) 853/2004 y valida que los buques atuneros europeos pueden congelar en salmuera a –18 ºC bajo condiciones controladas. La norma pone fin a años de trabajo técnico de la flota para demostrar su capacidad real, fija un plan de validación a bordo y obliga a que todos los operadores cumplan los mismos estándares.
El sector atunero europeo ha recibido con satisfacción la aprobación y publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea del Reglamento Delegado (UE) 2025/1449 de la Comisión, de 18 de julio de 2025, que reconoce formalmente el procedimiento de congelación en salmuera a bordo de los buques y lo incorpora al cuerpo principal de normas de higiene para alimentos de origen animal. Para la industria, supone “poner negro sobre blanco lo que la flota lleva años haciendo de forma segura”, tal y como señalan fuentes consultadas y recogía una reflexión difundida en un blog profesional del propio sector.
La norma, que entrará en aplicación el 27 de enero de 2026 para dar tiempo a las empresas a adaptar procedimientos y equipos, establece que los buques congeladores que congelen atún en salmuera deben ser capaces de alcanzar –18 ºC en el centro del pez en un proceso continuo y dentro de un tiempo máximo preestablecido (hasta 96 horas), y que esa capacidad deberá quedar validada y documentada en el momento de la aprobación del buque por la autoridad competente. Además, la temperatura de la salmuera deberá monitorizarse en tiempo real por medios electrónicos y los datos deberán estar disponibles para los controles oficiales, lo que multiplica la trazabilidad.
Según destacan desde el propio sector, “este logro no ha sido casual”: detrás hay años de recopilación de evidencias a bordo, ensayos de capacidad real de los tanques, mejoras tecnológicas en la refrigeración y un trabajo de defensa ante la Comisión y los Estados miembros para que se reconociera que el atún que se congela correctamente en salmuera a –18 ºC es tan seguro como el que se congela en tierra. “Ha sido un trabajo largo, a veces frustrante, pero con un propósito claro: que el consumidor reciba un producto seguro y que quien lo hace bien lo pueda demostrar con criterios objetivos”, explica la misma fuente sectorial.
La Comisión llevaba tiempo advirtiendo de que necesitaba mayor certidumbre sobre la temperatura real alcanzada en los túneles de salmuera para reducir riesgos de histaminas y toxiinfecciones, y para frenar operaciones de fraude económico (productos presentados como “congelados a –18 ºC” sin haber alcanzado ese umbral). El nuevo reglamento responde a esa preocupación: si el buque no está aprobado y no puede demostrar el proceso, ese atún no podrá colocarse en el mercado como producto conforme. “Obliga a que todos los operadores cumplan los mismos estándares y aumenta la transparencia”, resume la reflexión original. foodsafetynews.com
Para la flota atunera con base en España, Francia o Portugal —muy activa en Atlántico, Índico y Pacífico— esta decisión tiene también una lectura económica: reconocer la congelación en salmuera bajo estándar europeo significa proteger una vía de mercado que da valor al producto y que depende directamente del buen hacer de la flota. Al poder demostrar el cumplimiento objetivo, los armadores europeos ganan poder de negociación frente a operadores de terceros países con controles menos exigentes y se afianza la posición de la industria transformadora europea, que podrá recibir materia prima con garantías homogéneas.
El texto del blog, convertido ahora en noticia, pone énfasis en algo que rara vez queda reflejado en la normativa comunitaria: el papel de las tripulaciones, jefes de máquinas, inspectores de flota, técnicos de calidad y responsables de I+D de las empresas que durante años han ido documentando temperaturas, rediseñando tanques, instalando líneas de datos y acompañando visitas de auditoría. “Es un reconocimiento merecido a toda la gente de la flota y del sector que ha apostado por hacer las cosas correctamente y ha empujado para que este avance fuera posible”, señala.
Aunque el reglamento está ya publicado y es de aplicación directa, el sector asume que en los próximos meses habrá que homologar equipos de medición, actualizar manuales APPCC, formar tripulaciones en el registro continuo y coordinarse con las autoridades de control de los Estados miembros para que el sistema funcione sin fricciones a partir de enero de 2026. La idea, insisten, no es añadir burocracia sino dar seguridad jurídica a algo que ya se hacía y que Europa ahora reconoce.
“Me siento muy orgulloso de haber aportado mi granito de arena y de formar parte de una industria que no deja de evolucionar”, concluye la voz sectorial que ha seguido el proceso desde dentro. Y lanza el mensaje de fondo: “seguiremos trabajando para asegurar un futuro sólido, competitivo y seguro para el sector atunero europeo”. Una frase que, con el 2025/1449 ya en el DOUE, suena menos a deseo y más a política comunitaria hecha realidad.
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