Una jornada técnica organizada por la Dirección General de la Marina Mercante en el Puerto de Bilbao desgrana la Estrategia Marítima 2025-2050 y el nuevo Plan de Descarbonización, con mensajes claros: la transición energética ya no es opcional, es una oportunidad de negocio y de país.
El Puerto de Bilbao fue escenario de una jornada técnica clave para el futuro del transporte marítimo español. Convocada por la Dirección General de la Marina Mercante, dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, la sesión abordó la descarbonización del transporte marítimo en el marco de la Estrategia Marítima 2025-2050 y del Plan de Descarbonización, aprobado esta misma semana por el Consejo de Ministros. Por el auditorio desfilaron los principales responsables del sector marítimo español, que desgranaron tanto la hoja de ruta política como las herramientas técnicas y financieras para reducir emisiones. Y todos coincidieron en un mensaje: la transición energética ya está aquí y quien no se prepare quedará fuera del mercado.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao, Iván Jiménez, abrió la sesión subrayando que la sostenibilidad ya no es un apéndice de la gestión portuaria, sino parte del “ADN” del puerto. Recordó que el puerto de Bilbao se ha consolidado como uno de los siete enclaves que la Comisión Europea tiene en cuenta a la hora de diseñar sus estrategias de sostenibilidad en toda Europa, junto a grandes instalaciones como Hamburgo, Rotterdam o Gothenburg. Explicó que, como ocurre en toda innovación disruptiva, al principio el mercado no demanda expresamente estos cambios, pero cuando la ola llega “o estás preparado o el mercado te pasa por encima porque cambia muy rápidamente”.
En ese contexto, anunció el gran hito que marcará un antes y un después para Bilbao: el puerto se convertirá en el primero en estar absolutamente electrificado en sus muelles de línea regular a finales de 2027, lo que le situará como primer puerto del eje atlántico y también como el primero del Estado en alcanzar este objetivo. Recalcó que no lo ven como una mera adaptación, sino como una verdadera oportunidad. Con una metáfora muy gráfica, defendió que, si hasta ahora “la gente todavía está tocando la guitarra clásica”, Bilbao quiere ofrecer la posibilidad de “tocar la guitarra eléctrica”, pero advirtió de que para ello es imprescindible que el mercado acompañe y que los propios barcos estén también preparados para la electrificación.
Jiménez aportó además cifras concretas del potencial de reducción de emisiones que conlleva esta apuesta. En el caso de los cruceros, señaló que la electrificación de los muelles puede suponer entre un 85 y un 95 % de reducción de CO₂ durante la estancia en puerto, llegando incluso al 100 % si se combina con sistemas de baterías, como los que ya incorporan algunos ferris, y con biocombustibles u otros combustibles alternativos. Para otros tipos de buques, estimó que la reducción esperada se sitúa en torno al 40 % únicamente gracias a la conexión eléctrica a muelle. Lanzó, además, un mensaje claro a las navieras al subrayar que el esfuerzo compensa económicamente: el retorno de la inversión para aquellos barcos que tengan que adaptarse a esta electrificación se calcula entre cuatro y cinco años, tanto por el ahorro en derechos de emisión del sistema ETS como por el menor coste de utilizar electricidad en lugar de fueles tradicionales mientras están atracados. “Con lo cual, esto también va de negocio, va de mirar a largo plazo”, concluyó.
La directora general de la Marina Mercante, Ana Núñez, tomó la palabra a continuación para enmarcar la jornada en un doble contexto, técnico e institucional. Por un lado, subrayó el trigésimo aniversario de las capitanías marítimas tal y como se conocen hoy y explicó por qué Bilbao era el lugar idóneo para esta cita, recordando que el edificio de la Capitanía Marítima de Bilbao cumple precisamente 30 años y que en la sala estaban presentes los dos últimos capitanes marítimos, Carlos García Buendía y Pachi García Lascuraín, con quienes compartieron el aniversario. Núñez agradeció de forma expresa el trabajo de las capitanías de toda España, y en particular de la de Bilbao, y recalcó que el periodo 2024-2025 está siendo especialmente productivo para la administración marítima.
Señaló que en junio se aprobó la Estrategia Marítima 2025-2050, articulada en ocho grandes objetivos sobre los que ya se está trabajando, y recordó que el martes se dio un paso decisivo con la aprobación del Plan de Descarbonización, que desarrolla el objetivo medioambiental de la Estrategia. Añadió que esta misma semana se había celebrado una jornada específica sobre buques autónomos y que el año anterior se había avanzado en otro frente clave con la digitalización de los despachos y la implantación del rol electrónico. Insistió en que la Estrategia no es un documento retórico, sino una hoja de ruta viva que exige desarrollo normativo y coordinación, y subrayó que en estos momentos se está trabajando en las órdenes ministeriales que definirán el acceso a las ayudas ligadas a la descarbonización. “Seguimos trabajando en ello porque no nos paramos aquí”, afirmó, antes de anunciar que serían los ponentes técnicos quienes detallarían a lo largo de la jornada los instrumentos concretos para hacer realidad estos objetivos. Antes de dar paso al bloque técnico, Núñez tuvo un gesto de agradecimiento con los colaboradores locales, entregando un detalle a Iván Jiménez y a representantes del Foro Marítimo Vasco, y recordó que, además de directora general, preside Salvamento Marítimo, lo que le proporciona una visión muy directa de los retos diarios del sector.
El jefe de la Unidad de Apoyo de la Dirección General de la Marina Mercante, Javier Abad, fue el encargado de desgranar los contenidos de la Estrategia Marítima 2025-2050. Comenzó recordando la importancia estructural del transporte marítimo para la economía española y para el comercio mundial, señalando que alrededor del 75 % de las importaciones llegan por mar, mientras que aproximadamente el 57 % de las exportaciones salen por vía marítima. Subrayó que durante la pandemia este fue el único modo de transporte que no se paralizó plenamente, lo que permitió mantener el suministro de bienes esenciales. “Gracias a las tripulaciones, declaradas trabajadores esenciales por la OMI, no se paró la economía planetaria y pudimos seguir yendo al supermercado y a la farmacia”, recalcó.
Abad destacó también el papel del transporte marítimo en la cohesión territorial, al conectar de forma estable los archipiélagos y las ciudades autónomas con la península, y su peso en el empleo y en el tejido industrial, desde los astilleros y la construcción naval hasta los servicios portuarios, la industria auxiliar y la formación náutica. Sin embargo, fue muy claro al señalar las debilidades del sistema actual. Reconoció que “algo no debemos estar haciendo bien” cuando la flota de bandera española ha ido perdiendo efectivos, hasta el punto de que, por primera vez, el Registro Especial de Buques de Canarias ha caído por debajo de los 100 buques inscritos. En su opinión, el registro español no resulta suficientemente competitivo frente a otros como Malta o Madeira, y es necesario corregir esta situación si se quiere que las navieras vuelvan a apostar por la bandera nacional.
Explicó que la Estrategia Marítima plantea “contar con una flota a la medida de nuestra economía” y con una bandera atractiva para las empresas armadoras, apoyándose en siete grandes ejes. Estos ejes abarcan el ámbito de la energía y el medio ambiente, con la descarbonización y las energías marinas como prioridad; la digitalización y la innovación, incluida la ciberseguridad; el empleo azul y el talento, con un claro énfasis en la igualdad y la cultura marítima; una administración marítima ágil y eficaz al servicio del ciudadano; una flota y una bandera competitivas, apoyadas en la reforma del Registro Especial de Canarias; el impulso a la náutica de recreo y su industria asociada; y, finalmente, un sistema portuario competitivo y sostenible, en estrecha coordinación con Puertos del Estado. “Queremos una industria naval y náutica en progresión, aprovechar las oportunidades de la eólica marina y otras energías, y devolver al sector marítimo el peso que le corresponde en la economía española”, resumió.
El Plan de Descarbonización del Transporte Marítimo, recién aprobado en Consejo de Ministros, fue presentado por Federico Navarro, coordinador nacional de Protección del Medio Marino de la Marina Mercante. Navarro definió el plan como “el brazo operativo de la Estrategia Marítima en materia de clima” y explicó que está concebido para acompañar al sector en el cumplimiento de los objetivos de la Organización Marítima Internacional y de la Unión Europea, reinvertir parte de los ingresos procedentes del sistema europeo de comercio de emisiones y de otras figuras en proyectos concretos de reducción de emisiones, y evitar el llamado “lock-in” tecnológico, es decir, inversiones que se queden a medio camino de la senda de descarbonización y no permitan alcanzar la neutralidad climática a largo plazo.
250 millones
Detalló que el plan cuenta con un horizonte inicial hasta 2030 y una dotación de 250 millones de euros. De esa cantidad, 200 millones se destinarán a la renovación y transformación de la flota mercante mediante nuevas construcciones y programas de modernización o “retrofit” de buques existentes, mientras que los 50 millones restantes se orientarán a proyectos innovadores basados en combustibles renovables de origen no biológico, como metanol, amoniaco o hidrógeno, al impulso de corredores verdes y a la construcción de un buque de suministro de estos combustibles en un puerto español. “Queremos acelerar la renovación de la flota y facilitar los primeros proyectos demostradores de nuevas tecnologías, con buques que sean neutros en emisiones desde el primer minuto”, explicó.
Navarro añadió que el plan incluye además líneas específicas para desarrollar la normativa técnica y de seguridad necesaria para el uso de estos nuevos combustibles y para formar a las tripulaciones, al personal de las terminales y a los servicios de emergencia en su manejo y en la correcta respuesta ante posibles incidencias. Subrayó que el transporte marítimo es “el único sector del mundo que se ha autoimpuesto una senda global de descarbonización” y recordó que el 99 % de las compañías incluidas en el ámbito del ETS cumplió ya sus obligaciones de reporte de emisiones, lo que, a su juicio, demuestra que se trata de un sector “muy regulado, pero también muy cumplidor”.
La jornada concluyó con la sensación compartida de estar ante un punto de inflexión. Por un lado, el Puerto de Bilbao se reivindica como referente europeo en sostenibilidad, con la electrificación total de sus muelles de línea regular prevista para 2027 y una apuesta clara por convertir la transición energética en ventaja competitiva. Por otro, la Estrategia Marítima de Estado y el Plan de Descarbonización bajan al detalle de cómo financiar, regular y acompañar ese cambio tecnológico en toda la flota y en los puertos españoles. Entre diagnósticos, cifras y hojas de ruta, las intervenciones dejaron un mensaje de fondo nítido: la descarbonización del transporte marítimo no es sólo un imperativo climático, sino también una oportunidad para modernizar la flota, reforzar la industria naval y situar a España —y al puerto de Bilbao en particular— en la primera línea de la nueva economía azul.
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