El eje más contundente de la sesión del Maritime Blue Growth de Cádiz lo marcó la intervención de Isabel Artime, secretaria general de Pesca del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que aportó los datos que consolidan a España como potencia europea de economía azul.
Artime recordó que España cuenta con más de 8.000 kilómetros de costa y una relación milenaria con el mar, pero subrayó que hoy esa historia se traduce en cifras muy concretas:
Ante este panorama, Artime defendió que el sector pesquero y acuícola es la verdadera columna vertebral de la economía azul española: mucho antes de que existiera el término, los pescadores, acuicultores y empresas transformadoras ya vertebraban el litoral, generaban empleo y garantizaban un alimento saludable con baja huella de carbono.
La secretaria general subrayó además:
Artime quiso dejar claro que, para el Ministerio, la economía azul “no es un concepto abstracto, sino una realidad diaria”: se concreta en flotas que avanzan hacia la eficiencia energética, cofradías que apuestan por la gestión responsable, empresas que innovan en trazabilidad y valor añadido, y territorios costeros que dependen de que el mar siga siendo fuente de vida y empleo.
Las intervenciones dibujaron una imagen coherente: Cádiz y Andalucía como escenarios privilegiados, las instituciones alineadas en torno a la economía azul, el empresariado reclamando estabilidad y marcos claros, y el Gobierno central situando a la pesca y la acuicultura sostenibles como pieza clave de una estrategia que combina identidad, innovación y liderazgo europeo.
De fondo, una misma conclusión: cuidar el mar no es un coste, sino la condición imprescindible para mantener millones de empleos, atraer inversión, impulsar nuevas industrias y garantizar que la “gran corriente azul” de la que hablaron los ponentes siga siendo motor de prosperidad para Cádiz, para Andalucía y para el conjunto de España.
Cádiz se consolidó estos días como uno de los epicentros del debate europeo sobre economía azul. El foro, celebrado en el Palacio de Congresos con presencia de instituciones locales, provinciales, autonómicas, estatales y empresariales, sirvió para lanzar un mensaje común: el futuro económico pasa por el mar, pero solo será viable si se sostiene sobre empleo digno, innovación, sostenibilidad ambiental y una gobernanza compartida.
El alcalde de Cádiz, Bruno García, abrió el encuentro reivindicando el papel de la ciudad como laboratorio natural de economía azul. Subrayó que el futuro económico gaditano “está ligado al mar” y que la clave será transformar ese vínculo histórico en riqueza, empleo y bienestar sin romper el equilibrio con el medio marino.
García insistió en la necesidad de alianzas sólidas entre Ayuntamiento, Universidad de Cádiz, Zona Franca, Junta de Andalucía, Gobierno de España, tejido empresarial y agentes portuarios y marítimos. Defendió seguir impulsando investigación, incubadoras de innovación y proyectos de conocimiento compartido: una singladura —remarcó— en la que “todas las instituciones deben remar en la misma dirección” para que la economía azul sea un proyecto real y no un eslogan.
La presidenta de la Diputación de Cádiz, Almudena Martínez del Junco, situó la celebración del foro en Cádiz como consecuencia lógica de una provincia que “lleva miles de años viviendo de cara al mar”. Recordó que la economía azul gaditana es histórica —comercio, construcción naval, pesca artesanal— pero también contemporánea, con biotecnología marina, energías renovables marinas y turismo costero sostenible.
Martínez del Junco defendió la economía azul como motor de desarrollo sostenible y economía circular, y reivindicó el papel de la Diputación apoyando pequeñas empresas y proyectos vinculados al mar a lo largo del año. El objetivo: consolidar un nuevo modelo económico que conecte patrimonio marítimo, innovación, empleo cualificado y protección ambiental.
En un mensaje grabado, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, situó a España como país clave en el despliegue de la economía azul europea. Recordó la creación de la Comisión de Economía Azul de la CEOE, presidida por Javier Garat, que integra pesca, transporte marítimo, energías marinas, turismo, tecnología y construcción naval, con la misión de articular una estrategia empresarial común.
Garamendi insistió en que el mar no es solo un recurso natural, sino un vector esencial de competitividad, inversión y empleo de calidad, y ligó el éxito de la economía azul a marcos regulatorios estables, seguridad jurídica y colaboración público-privada. “No hay desarrollo posible sin sostenibilidad”, subrayó, reclamando políticas ágiles que permitan a las empresas invertir en innovación verde, puertos eficientes y flotas descarbonizadas.
La viceconsejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, María Consolación Vera, defendió que Andalucía ha situado la economía azul en el centro de su acción política. Recordó que la comunidad cuenta con casi 1.000 kilómetros de costa, cerca del 30% de su población en el litoral y alrededor de un tercio de su franja costera bajo figura de protección ambiental, condiciones que la colocan —dijo— en posición “natural” para liderar la economía azul en el sur de Europa.
Vera explicó la Estrategia Andaluza de Economía Azul, elaborada con participación de administraciones, universidades, centros de investigación (con mención al IFAPA), empresas y sociedad civil, y articulada en torno a puertos, pesca, acuicultura, biotecnología, logística, turismo y energías renovables marinas. Reivindicó más fondos específicos para pesca y economía azul y subrayó una idea que atravesó todo el foro: “nadie cuida mejor el mar que quienes viven de él”.
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