La investigación está centrada en buscar combustibles alternativos a los fósiles. El amoníaco y metanol se erigen en los más prometedores. El Informe ETO 2020 – La transición energética y su impacto en el mundo marítimo fue presentado en una de las jornadas online del Clúster Marítimo Español (CME) de la mano de su socio DNV GL.
Se analizaron y expusieron los contenidos de dicho estudio, anticipando el futuro de los combustibles para el sector marítimo. Las ambiciosas exigencias establecidas por la Organización Marítima Internacional (OMI) para la descarbonización del transporte marítimo, ante los imperativos del cuidado del medio ambiente, han propiciado el interés del sector hacia la transición energética.
La industria afronta este reto, mientras examina un variado conjunto de medidas, desde soluciones tecnológicas y operativas para aumentar la eficiencia hasta el uso de combustibles alternativos.
En este sentido, José Allona, Business Development Manager de DNV GL, adelantó que si bien es difícil anticipar cuál será la mejor opción de cara al futuro, el “amoniaco y el metanol carbón neutral (neutro de emisiones de carbono) son los combustibles más prometedores para 2050”.
Esta es una de las conclusiones del citado informe presentado por Allona y que repasa las incertidumbres tecnológicas, normativas y de mercado en su camino hacia la descarbonización. Incide asimismo en la necesidad de una “innovación a gran escala, con nuevas tecnologías en el campo de la propulsión y de los combustibles”.
El experto ha advertido que la descarbonización afectará a los costos de explotación, al valor de la inversión y a los márgenes de ganancia. En definitiva, “a la competitividad de cada negocio, porque los buques tendrán que ser más eficientes, con combustibles más caros y mayor espacio necesario para su almacenamiento”.
También el presidente de honor del CME, Federico Esteve, reconoció que la transición energética “conlleva, no sólo un cambio en la forma de consumir energía, sino también en la forma de producir, distribuir y gestionar la misma”. Asimismo, recordó que la Unión Europea considera la transición energética “como uno de los vectores estratégicos de crecimiento de los socios comunitarios”, tras la caída de la actividad debido al Covid-19.
Así, la elección del combustible es, según el estudio, un factor clave para lograr la transición hacia la descarbonización. En principio, se prevé que el uso del gas natural licuado (GNL) procedente de fuentes fósiles irá creciendo hasta que se endurezcan las normativas, en 2030 o 2040.
Más información en en el número 180 de Europa Azul .
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