Investigadores trabajan para que las algas sean una una solución al hambre en el mundo. Algunas algas tienen un porcentaje muy alto de proteínas en su biomasa seca. El siglo XXI ofrecerá importantes oportunidades para el desarrollo sostenible, lo que exigirá una revisión sustancial de los principios de gobernanza que rigen el acceso y la disponibilidad de los servicios, el agua potable y la seguridad alimentaria, entendida como la salubridad y la disponibilidad de alimentos seguros y nutritivos, para toda la población mundial, basándose en el respeto de los parámetros de equidad y accesibilidad.
Incluso hoy en día, se estima que alrededor de 1 de cada 9 personas en el mundo está desnutrida debido a deficiencias en la disponibilidad de alimentos y, por tanto, en la formulación proteínica-energética de la dieta. Este problema no hará más que agravarse con el aumento exponencial de la población mundial, que se prevé que alcance los 9.700 millones en 2050.
Durante este mismo tiempo, numerosos estudios científicos indican que los rendimientos agrícolas se verán significativamente afectados por el cambio climático, y mientras que algunas regiones se beneficiarán, otras disminuirán sustancialmente, esperándose que el balance general sea negativo.
Dado que los conocimientos adquiridos en las últimas décadas han identificado que las deficiencias alimentarias que conducen a la malnutrición implican principalmente lo que se denomina malnutrición proteico-energética (MPE), que consiste en una serie de condiciones patológicas causadas por una ingesta deficiente de aminoácidos esenciales y energía total, se han desarrollado muchos estudios científicos para identificar nuevas fuentes de proteínas que sean económicamente sostenibles y tengan un bajo impacto medioambiental.
La sobrepesca de nuestros océanos y el declive de las tierras cultivables se sumarán a este problema, lo que sugiere la necesidad de encontrar una nueva opción sostenible y escalable que pueda ayudar a alimentar a una población creciente sin gravar aún más nuestros océanos, bosques o reservas de agua dulce: algunos científicos ven la acuicultura como una solución, otros la ven en las algas.
A este respecto, los conocimientos bien establecidos indican que algunas algas tienen un porcentaje muy alto de proteínas en su biomasa seca. Se ha informado de que especies como Arthrospira platensis tienen un contenido de proteínas de hasta el 70%. Este porcentaje es muy interesante si se compara con otras fuentes vegetales como la soja (38%), el arroz (10%) o los guisantes (2,8%), pero también con alimentos de origen animal como la leche (4%) o los huevos (13%).
Las algas no pertenecen a un taxón sistemático, sino a un grupo de organismos con estructura vegetal, autótrofos, unicelulares o multicelulares, que producen energía química por fotosíntesis, generando oxígeno y que no se diferencian en tejidos propiamente dichos.
Muchos tipos de algas son alimentos nutricionalmente completos, su rendimiento supera al de la mayoría de los cultivos vegetales, y los científicos se afanan en encontrar herramientas de ingeniería genética y técnicas avanzadas para seleccionar cepas más productivas.
En EE.UU., Generally Recognised As Safe (GRAS) es un estatus otorgado por la Food and Drug Administration (FDA) a cualquier sustancia o producto químico, incluyendo a veces organismos enteros, considerado seguro para el consumo humano. Hay dos vías para obtener el estatus de GRAS, la primera se determina por el consumo humano rutinario documentado, la segunda por la evidencia científica de que una sustancia es segura. En la UE, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) supervisa y verifica cada solicitud de autorización de alimentos para el consumo humano y de animales destinados a la producción de alimentos.
Sólo hay unas pocas microalgas que tienen el estatus de GRAS reconocido por la FDA. Estas algas incluyen: Arthrospira platensis, Chlamydomonas reinhardtii, Auxenochlorella protothecoides, Chlorella vulgaris, Dunaliella bardawil y Euglena gracilis. La obtención del estatus GRAS requiere largas pruebas de seguridad que necesitan una financiación considerable, lo que ha limitado el número de especies de algas con este estatus.
1) Las proteínas, que, como se ha mencionado, son un elemento crucial en la dieta humana y proporcionan la mayor parte del nitrógeno que el ser humano necesita. También contienen aquellos aminoácidos «esenciales» que el cuerpo humano no puede sintetizar y que deben ser aportados por la dieta.
2) Los lípidos son un componente indispensable de las células y son precursores de muchas moléculas esenciales, por lo que un suministro adecuado de ellos es fundamental en la dieta humana.
Además de las proteínas y los lípidos, hay otros nutrientes que son cruciales en la dieta humana, como las vitaminas y los minerales. La mayoría de ellos no son sintetizados por los animales, sino que son producidos por plantas u otros organismos y luego son suministrados a los seres humanos y a los animales a través de sus dietas. Al igual que los alimentos vegetales tradicionales, las algas son muy ricas en vitaminas y minerales.
3) Las algas tienen varias características interesantes para la producción sostenible a gran escala, como el alto rendimiento de biomasa por unidad de superficie y la capacidad de crecer incluso en terrenos no cultivables utilizando agua no potable, o incluso agua salada.
En la actualidad, hay una serie de mejoras que deberán realizarse antes de que las algas puedan convertirse en una fuente de alimento habitual en un cultivo establecido. Estas mejoras incluyen el desarrollo de la producción a gran escala, la evaluación y quizás la mejora del contenido de nutrientes, la optimización de los rendimientos y el desarrollo de mejores rasgos organolépticos para que las algas sean más atractivas para el paladar humano o animal.
Para mejorar estos rasgos, e incluso añadir otros nuevos, es necesario saber que cada fenotipo depende tanto del genotipo como del entorno en el que se desarrolla el cultivo. Así, el genotipo determina el fenotipo potencial y el entorno determina si se alcanza este potencial y en qué medida.
La mejora del genotipo requiere la elección de la cepa de algas adecuada, así como la posible modificación genética del organismo mediante técnicas tanto de cría tradicional como de ingeniería genética, el medio ambiente y los métodos de cultivo ayudarán a garantizar las características necesarias para promover el consumo generalizado de las algas en el mercado alimentario.
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