El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico ha modificado el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, incluyendo en el mismo, entre otras, al alga asiática Rugulopterix okamurae, que tantos problemas está causando en el litoral gaditano y a las flotas pesqueras desde hace un par de años.
La aparición de esta alga en el Estrecho de Gibraltar se remonta al año 2015, cuando se localizó por primera vez en las costas de Ceuta. Posteriormente también fue identificada en zonas del litoral gaditano y malagueño, y actualmente su extensión, en base a estudios científicos recientes, cubre desde Cabo Roche (Cádiz) hasta las costas de Marbella (Málaga).
“A nivel marino, no hay nada a nivel mundial que haya protagonizado una invasión como la de esta alga –comentaba, desde el Departamento de Ecología de la Universidad de Málaga, el catedrático Félix López Figueroa–. Se trata de un comportamiento singular, único: de no haber nada en 2015, pasó a extenderse a lo largo de 200 km de costa a muchos metros de profundidad. No hay nada en la historia reciente como una invasión de estas características de una macroalga. Es una barbaridad ambiental”.
Desde la comunidad científica, aún no hay una explicación clara a esta eclosión desorbitada, pero desde luego sí que existen varios factores que han podido servir como potenciadores. El más evidente, que el alga llega aquí en solitario, no se trae a todo su ecosistema originario con ella: en Japón y Corea, el alga parda no causa estragos porque está rodeada de competidores naturales: “Aquí aún no se le conocen, por ejemplo, consumidores activos –desarrolla López Figueroa–. Sin embargo, aquí hay datos que señalan que ha desplazado a especies a las que también les gusta el nitrato. El catedrático de la Universidad de Sevilla José Carlos García, que coordina el proyecto financiado por CEPSA sobre el estudio de esta especie, y sus series temporales ambientales muestran cómo la temperatura del agua ha ido escalando en los últimos diez años, con una especial incidencia en 2015, que tuvo dos picos de temperatura especialmente significativos”.
Coincidiendo con la declaración oficial de la Rugulopteryx okamurae como especie invasora, Carmen Crespo, consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía, anunciaba una dotación de 1,5 millones para paliar los efectos de esta invasión en el sector pesquero.
Desde CEPESCA, Javier Garat menciona, por ejemplo, el programa Quantum, desarrollado por una empresa norteamericana, que “elimina la fuente de nutrición del alga, bajando los niveles de fósforo, nitrógeno, amoniaco, fosfato y hierro y subiendo los porcentajes de oxígeno, y que ya se ha empleado en Estados Unidos y los fiordos noruegos”.
Los asociados andaluces de CEPESCA valoran también positivamente la intención de la Junta, como un “primer paso” para compensar las pérdidas. “Este problema existe desde hace más de un lustro –recalca también Javier Garat, secretario general de la Confederación–, y hemos estado pidiendo continuamente tanto al MITECO; como al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y a la Junta de Andalucía, una vía de transición rápida para que la especie computara como invasora. A partir de este momento, tanto el sector público como el privado han de trabajar juntos para eliminarla”.
Alfonso Reyes, patrón mayor de la Cofradía de Barbate, habla de un año de ruina. A varias temporadas balanceando la mordida del alga asiática, ha venido a unirse la pandemia: “Ha sido un ejercicio catastrófico que podemos demostrar con las ventas en las lonjas. Había barcos que facturaban por debajo del 30% de lo que podía ser habitual. Trabajamos todos los días y nos estamos arruinando”, afirma el portavoz, aprovechando para defender la regulación de las artes menores de pesca con días estipulados como una posible solución:“Vivimos de las mareas y por las mareas. Todo esto tiene que entenderlo la administración”.
Respecto a los daños de la Rugulopteryx okamurae, el responsable apunta que ya no sabían “qué más aportar: llevamos ya mucho tiempo pasando estudios y vídeos en los que se ve muy gráficamente qué representa la presencia del alga asiática en nuestras aguas”. Las ayudas prometidas por la administración andaluza se traducen en 100 euros por día y barco: lo que sirve para “cubrir los gastos y llevar algo a casa”, indica Alfonso Reyes, que espera que la ejecución de este anuncio no tarde ahora “otros cinco años”.
“Lo que pedimos se basa en datos reales –insiste Reyes–. El alga invasora es la ruina, y ya no sólo por los barcos, sino por los fondos. Allá donde cae, lo asfixia todo y el ecosistema se pierde”.
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