Europa Azul pasa revista a la situación actual de la acuicultura andaluza en plena crisis del Coronavirus. La radiografía de este sector al alza se ve claramente afectada por la pandemia que provocara la declaración del estado de alarma en España desde el pasado 14 de marzo y, al menos, hasta el 7 de junio al cierre de esta edición. La facturación de las empresas andaluzas ha caído en este tiempo en un 40% de media. Nos lo explica eso y mucho más Alfonso Macías, coordinador técnico de ASEMA.
JUANMA MORENO
ASEMA es la Asociación de Empresas de Acuicultura Marina de Andalucía. Se constituyó en 1983, en los inicios de la acuicultura en nuestro país, como respuesta a las necesidades de sus miembros, para velar por el desarrollo de la actividad y disponer de un interlocutor válido ante las administraciones. En niveles productivos representa más del 90% de la producción andaluza. Además, ASEMA está presente en el Consejo Social del IFAPA, en el Comité de Acuicultura de la Dirección General de Pesca y Acuicultura, en APROMAR y en diversas Juntas Rectoras de Parques Naturales.
Se trata de un sector que cuenta en Andalucía unos mil empleos directos y que cada empleo directo genera otros tres indirectos. Actualmente, según datos de la Junta de Andalucía, el sector empresarial acuícola andaluz esta formado por un total de 98 empresas, 74 ubicadas en tierra y 24 en mar, que se corresponden con un total de 155 establecimientos dedicados al cultivo. En cuanto a superficie, Andalucía supera las 8.100 hectáreas dedicadas a acuicultura marina, principalmente a granjas de cultivo en tierra (84,5%).
Estamos ante un sector en ascenso que, según la “Estrategia Andaluza para el Desarrollo de la Acuicultura Marina 2014-2020” (documento elaborado por la administración en coordinación con los agentes implicados), destaca por la alta calidad del producto y su potencial productor. Entre sus necesidades sobresale la dimensión empresarial inadecuada, la falta de financiación para el circulante, la excesiva burocracia, la lentitud de concesiones o los problemas en la comercialización. Hablamos de todo ello con Alfonso Macías, coordinador técnico de ASEMA.
¿De qué manera está afectando la pandemia de coronavirus a las empresas de Asema?
En primer lugar, habría que señalar que nos encontramos ante una situación no conocida hasta la fecha, también a nivel internacional, que se traduce en una crisis sanitaria y en una crisis económica cuyas consecuencias aún son difíciles de evaluar y de prever.
Cada día se suceden las noticias al respecto y, además del Real Decreto-ley 8/2020 de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19, vamos conociendo otra serie de medidas que tienen su impacto en todos los sectores económicos del país, incluida la acuicultura, y que pasan por el cierre de los locales de ocio, bares, restaurantes, hoteles, restricciones en los viajes, cierre de fronteras, confinamiento, etcétera.
Estos hechos han provocado que decenas de miles de empresas en España hayan solicitado un ERTE. El sector acuícola no podía quedar inmune. Es importante recordar que una parte importante del consumo de pescado en nuestro país se realiza fuera del hogar y que, en la actual situación, este se ha visto reducido a cero; es decir, no existe. Y el consumo en los hogares, por las limitaciones de movilidad, también se ha visto reducido de manera ostensible.
¿Cómo se ha cuantificado en cifras el impacto del Covid 19 tras estas semanas en estado de alarma?
Si la situación se prolongara en el tiempo, los suministros de alimento u otros insumos necesarios para la actividad –a día de hoy plenamente operativos y garantizados– podrían comenzar a verse afectados. En estas semanas las empresas andaluzas han visto como su facturación caía, de media, en torno a un 40%. Y todo ello con la gran incertidumbre de no saber ni cuánto tiempo durará la situación ni cómo se podrá salir de esta crisis. Máxime cuando estamos hablando de empresas que ven cómo tienen que seguir operando para mantener a sus stocks vivos, alimentando, cuidando, etcétera… lo que hace incrementar los costes.
¿Cuáles han sido las necesidades inmediatas derivadas de esta situación?
Ha sido fundamental disponer de ayudas y líneas de crédito para no paralizar la actividad, apoyar el incremento de los stocks y garantizar el suministro. Desde la UE se ha modificado el Reglamento FEMP que regula las ayudas al sector pesquero y acuícola y habrá posibilidad de obtener compensaciones ante la pérdida de ingresos e impulsar más acciones a través de las Organizaciones de Productores, que han visto elevado su presupuesto de ejecución. No obstante, lo primordial es que el Estado y las CCAA regulen y publiquen las condiciones de acceso a estas ayudas con carácter urgente, pues muchas empresas necesitan las mismas a la mayor brevedad posible a riesgo de desaparecer.
¿Cuáles eran los principales objetivos de los socios de Asema para 2020?
Con la crisis del Coronavirus el principal reto para las empresas será subsistir, es decir, superar esta situación de cierre de actividades, ERTEs… que estamos atravesando y conseguir la financiación necesaria para atender obligaciones. Los problemas derivados en primer momento ha sido de falta de liquidez, dificultades en la comercialización o riesgo de problemas de suministros. Y quizás debido a esto no podamos marcarnos objetivos o retos a mayor plazo, pues habrá que ver cómo se supera esta situación de crisis nacional e internacional para, llegado el caso, reorientar alguna de las líneas estratégicas, actuaciones y objetivos que estaban planteados.
¿Y en largo plazo qué retos tienen?
Entre los que se encuentran aún pendientes, podíamos destacar la normalización de tasas y cánones, un desarrollo normativo simplificado, mejorar la promoción de los productos, implantar energías renovables en la actividad, contribuir al adecuado relevo generacional o desarrollar la investigación y favorecer su correcta transferencia al sector.
¿Cómo valoran la gestión de la Junta de Andalucía, el Estado y la Unión Europea de cara a su ámbito de producción?
Evidentemente, las administraciones juegan un papel fundamental en el desarrollo de la actividad acuícola, pues son las encargadas de regular la actividad a través de la normativa que van elaborando y publicando. En España para el desarrollo de la actividad es necesaria una concesión administrativa para el uso del espacio, pues generalmente se realiza en zonas de dominio público, y una autorización de cultivo como título habilitante. Cada una de estos aspectos conlleva farragosos trámites administrativos, e incluso la Unión Europea ha dado un toque de atención a las administraciones españolas ante este hecho.
Podemos decir que en Andalucía, cuya administración cuenta con las competencias en acuicultura transferidas por el Estado, contamos con una administración que trabaja por el correcto desarrollo sostenible de la acuicultura. No obstante, y a pesar de su esfuerzo, las necesidades y demandas del sector no siempre son atendidas y la actividad no se desarrolla cómo las empresas desearían. Sí hemos de reconocer que, frente a otras comunidades, en Andalucía se cuenta con más herramientas y un mayor apoyo.
A nivel estatal, hay que decir que las concesiones necesitan del actual Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y las gestiones en este asunto son extremadamente lentas y problemáticas. Además, se están planteando una serie de modificaciones en la ley de costas y en su reglamento que, de aprobarse en los términos en los que están circulando algunos borradores, supondría un obstáculo para el desarrollo de la actividad por la indefinición y ambigüedad de algunos aspectos, que ocasionarían una gran inseguridad jurídica, y por la limitación para el desarrollo de la actividad en el tiempo. Del mismo modo, echamos en falta en el Gobierno estatal una mejor defensa de nuestros intereses frente a las instituciones europeas.
Y a las autoridades europeas les reclamamos que deberían ser más flexibles a las necesidades de los territorios y de las empresas que se ubican en ellos. Las reglas del juego deben ser las mismas tanto para los productores de la UE como para aquellos productos que se importan desde fuera de la UE pues, en caso contrario, no estamos compitiendo en igualdad de condiciones.
¿Qué ha aportado al sector el Comité de Acuicultura de Andalucía tras poco más de dos años de funcionamiento?
Hay que señalar que la creación de este Comité estaba contemplada en el Decreto 58/2017 por el que se regula la acuicultura marina en Andalucía. Para una actividad en la que intervienen tantos organismos y están tan repartidas las competencias, es fundamental disponer de un lugar de encuentro y reunión donde puedan ponerse en común los problemas que tiene la actividad para, entre todos y de manera coordinada, aclarar los conceptos y buscar las oportunas soluciones.
En el Comité el sector cuenta con una importante representación y, además, se ha creado una dinámica de Grupos de Trabajo que está resultando muy eficaz, pues se abordan las cuestiones desde equipos más específicos. Así pues, se abordan cuestiones portuarias, aprovechamiento de las concesiones y autorizaciones, aspectos ambientales y de I+D+i, zonas de interés, de comercialización…
¿Cómo valora las ayudas actuales a la producción y la comercialización?
El sector acuícola marino andaluz se compone de pymes que suelen presentar dificultades financieras por la gran necesidad de circulante para asumir todos los costes operacionales al trabajar con seres vivos y ciclos de producción superiores a los dos años. El capital privado que puedan aportar los inversores es una de las fuentes principales de financiación aunque es esencial el apoyo de las entidades financieras para el desarrollo de nuestra actividad. Tradicionalmente nuestro sector ha encontrado muchas dificultades para acceder a líneas de crédito por las singularidades de nuestra actividad.
Y es en este contexto donde las ayudas juegan un papel fundamental, pues suponen para las empresas la posibilidad de mejorar sus instalaciones y sus procesos productivos y así mejorar su rentabilidad y productividad. No obstante, el actual Fondo Europeo Marítimo y de Pesca que regula las ayudas destinadas al sector cuenta con una reglamentación compleja que dificulta su adecuado desarrollo y, por tanto, sería deseable una mejor concreción de muchos de sus aspectos a fin de agilizar su aprovechamiento.
¿Qué especies son las que sustentan principalmente su actividad?
Actualmente, las especies más representativas de la actividad acuícola en Andalucía son la lubina y la dorada, tal y como suele ser habitual en los países mediterráneos. No obstante, aquí se encuentra una de las plantas más modernas de RAS de Europa que se dedica a la producción de lenguado y que, en pocos años, está alcanzando niveles muy interesantes de producción que deben ser tenidos en cuenta.
Pero, además, nuestra CCAA se distingue por la diversificación de su producción. Y así, a los peces, también debemos añadir los moluscos, con una producción de mejillones que está implantándose poco a poco en determinadas zonas del litoral y de especies tales como las almejas o las ostras, que están suscitando un renovado interés por su cultivo.
Es interesante resaltar que en Andalucía se encuentra un centro de producción de microalgas y que, siendo pionero en nuestro país en este campo, a día de hoy cuenta con una interesante producción que, aunque no muy elevada, tiene un alto valor. Y se está trabajando igualmente en el aprovechamiento de las macroalgas.
¿Cómo influyen las características geográficas y climatológicas de Andalucía a su sector?
En nuestro litoral existen dos zonas muy bien diferenciadas y delimitadas por el Estrecho de Gibraltar. De este modo, la plataforma continental suratlántica andaluza es amplia y con poca pendiente, lo que favorece la existencia de zonas de acuicultura en tierra (instalaciones en tierra firme, en esteros y en la zona intermareal), y que engloba un importante porcentaje de las empresas existentes y el 91% de la superficie total autorizada. Y, por otro lado, la plataforma mediterránea se caracteriza por alcanzar altas profundidades muy próximas a costa, lo que favorece las instalaciones de acuicultura en zonas de mar (bahía o ensenadas, y mar abierto).
¿A qué mercados va principalmente la producción de los socios de Asema?
Pues el mercado ibérico es uno de los principales mercados de la UE y del mundo y, como tal, la mayoría del producto se consume en España y Portugal. Sí es cierto que hay una determinada cantidad de producto que se exporta a otros mercados, tanto a otros países de la UE como a terceros países, tales como EE.UU u otros de Oriente Medio. Sin embargo, la cantidad es muy pequeña y el esfuerzo logístico y elevados costes a realizar solo compensa si el valor añadido de los productos es elevado y se consigue rentabilidad.
¿Se han superado prejuicios negativos en los consumidores?
Tanto la Unión Europea como las autoridades nacionales y regionales reconocen e indican que es necesario mejorar la imagen de los productos de acuicultura y que los consumidores superen aquellos prejuicios que, aunque infundados y debido al desconocimiento, les provoca la actividad y sus productos. Y en eso están trabajando las asociaciones, las diferentes entidades sectoriales y la administración.
¿Dispone la acuicultura andaluza de una marca comercial propia para sus productos?
La acuicultura andaluza entiende que la diferenciación es una de las mejores maneras de posicionarse en los mercados, pues permite distinguir a los productos y asociarlos con unas características e identidad propias. Y por ello, hace casi dos décadas comenzó con su trabajo en esta línea y dotando a las empresas de herramientas con las que posicionarse en los mercados.
A este respecto debemos decir que la acuicultura marina andaluza fue pionera en nuestro país en disponer de un signo distintivo para sus productos. Era el año 2001 y la marca era “Dorada de Crianza del Sur”, aunque hoy día no está siendo usada por las empresas. Del mismo modo, y a fin de potenciar la producción obtenida en los espacios naturales del arco suratlántico, desde 2008 está en uso la marca “Pescado de Estero” registrada en la OEPM y la OAMI. Esta marca ha tenido una buena acogida en los mercados y en nuestros distribuidores –que al final determinan el éxito de estas iniciativas– desde su lanzamiento y hoy día está en pleno uso.
¿Qué peso tienen la investigación, la innovación y la tecnología en la producción acuícola?
No se puede avanzar en la producción si no se avanza en la investigación. Andalucía cuenta con varios organismos de investigación orientados a la acuicultura, algunos de titularidad pública y otros de carácter privado, y, entre todos y fomentando la coordinación entre los agentes y el sector, se trabaja por desarrollar tecnologías de cultivo más eficientes, por buscar nuevas especies viables, por mejorar la sanidad y bienestar de las producciones.
Sin embargo, el actual marco y la interpretación realizada nos ha llevado a una situación singular. Y esta no es otra que las empresas andaluzas, al contrario de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, no disponen de apoyo financiero a la I+D+i para su desarrollo, situación que el sector viene reivindicando y que, a día de hoy, aún no ha terminado de resolverse.
La triple sostenibilidad –económica, social y ambiental- es uno de los ejes de la actual política pesquera comunitaria. ¿Qué valoración hace de su aplicación en el marco de la acuicultura?
Desde las empresas y el sector acuícola somos los primeros defensores de estos conceptos. Somos los primeros interesados en disponer de un entorno limpio y libre de contaminantes porque el agua es precisamente el medio de vida los seres vivos que producimos y, por ello, queremos que esté en las mejores condiciones y no contribuir a su degradación. Además, queremos contribuir a que la sociedad disponga de empleo y riqueza socioeconómica y por ello desarrollamos actividades empresariales en zonas y/o lugares en los que no siempre sería posible el desarrollo de otras, reforzando que se fije población en la zona.
Hay ocasiones en las que cuando se ha hablado de sostenibilidad se piensa solo en el eje medioambiental y se olvida la necesidad de alcanzar el equilibrio con los ejes económicos y sociales, dificultando el desarrollo de iniciativas empresariales sostenibles. Y es precisamente eso lo que quiere evitarse haciendo énfasis en esa triple vertiente.