El acuerdo sobre pesca, hasta donde se sabe, es similar a lo que ya funcionó durante el gobierno de Carlos Menem y que se discontinuó en 2005 por decisión de Néstor Kirchner. El intercambio científico en materia de datos de calamar illex no implicó un gran beneficio para la Argentina mientras estuvo vigente: en aquellas épocas el INIDEP hacía dos campañas anuales de calamar en la fecha precisa para evaluar y poco importaban los datos de Malvinas, en realidad eran los ocupantes de las Islas los que más se beneficiaban con el trabajo del equipo de Norma Brunetti.
Luego, durante el kirchnerismo, cuando se discontinuaron las campañas de investigación, llegando incluso a estar varios años sin un solo dato, lo que se pudiera aportar desde las Islas comenzó a tener mayor relevancia. Tanto para el calamar como para otras especies de gran valor como la merluza negra.
La diferencia que puede apreciarse en este nuevo acuerdo para la pesca respecto del menemista, es la inclusión de la Pesca Ilegal No Declarada No Reglamentada que afecta gravemente a ambos gobiernos. Infobae publicó que el canciller argentino y el embajador Kent dialogaron sobre los proyectos conjuntos en materia de control de la pesca en el Atlántico Sur y que no se descarta la eventual realización de operativos conjuntos de las fuerzas de seguridad con la Royal Marine por este tema.
Un acuerdo entre ambos gobiernos puede ser muy positivo para desalentar la Pesca INDNR en al Atlántico Sur pero nada de lo que se haga servirá si no se involucra a Uruguay en el programa. El país vecino, que tiene una estrecha relación con el gobierno de ocupación de Malvinas, ocupa un lugar primordial en el abastecimiento y logística de la flota que opera en aguas internacionales, brindado servicios tanto a barcos legales como ilegales. Por lo tanto cualquier acuerdo que se firme para frenar la Pesca Ilegal en el Atlántico Sur entre el gobierno del Reino Unido y la Argentina, que no contemple la inclusión de Uruguay, está destinado al fracaso al igual que el Convenio de Puerto Rector que lleva adelante la FAO.
Montevideo
El puerto de Montevideo se ha constituido en un paraíso fiscal libre de controles para la gran mayoría de los barcos que operan en el Atlántico Sur. Incluso existe una cámara que agrupa a las Agencias Marítimas encargadas de administrar las capturas que allí se descargan y los servicios se brindan a barcos legales e ilegales, como ya se ha denunciado en estas páginas y a través de ONGs ambientalistas.
Sin embargo y a pesar de que es un tema conocido para la Cancillería Argentina, nunca se ha intimado a Uruguay por el rol estratégico que juega en la Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada en el Atlántico Sur. Si no es nuestro país el que implique a los países vecinos en la lucha contra la pesca ilegal, difícilmente lo haga el gobierno británico; la relación de los uruguayos con empresarios y gobernantes de las Falklands (Malvinas) es inmejorable y reporta grandes beneficios a los ocupantes de las Islas, quienes califican a Uruguay como “el socio más amistoso en América del Sur”.
La estrecha relación entre Uruguay y los ocupantes ilegítimos de las Islas Malvinas quedó evidenciada en una nota publicada por el periódico isleño Penguin News –reproducida por FIS- en la que el propietario de la firma Fortuna, en medio de una disputa con el Foreign Office por un cambio de política del gobierno británico con la venta de licencias de pesca, habla del estrecho vínculo cultivado con nuestros los vecinos uruguayos.
“Estamos muy al tanto de que los aliados políticos de las Falklands están preocupados de que la pérdida de una inversión mayor de las Falklands en Uruguay y millones de dólares de exportaciones de pesca uruguaya a las Islas, no es sino un paso atrás para todo lo que se ha alcanzado entre las Falklands y Uruguay”, dijo James Wallace, director de Fortuna.
Merluza negra
Ante las consecuencias de lo que podría genera la decisión del gobierno británico de no otorgar licencias de las Islas Georgias del Sur a pesqueras de las Falklands para pescar merluza negra sino a países que se encuentran fuera de la Comunidad Europea, Wallace señala que el Foreign Office, “cuando le conviene a sus ambiciones mayores, desde el timón de un Territorio de Ultramar británico se lanza directamente al corazón de otro Territorio, las Falklands, barriendo de un plumazo millones de libras en inversiones, puestos de trabajo, potencial desarrollo e ingresos fiscales, dañando además nuestra relación con el más amistoso de nuestros socios en América del Sur“.
Si la Argentina no está dispuesta a enfrentar un tema álgido con Uruguay como su rol en la pesca INDNR y Gran Bretaña no está dispuesta a perder los beneficios que le otorga operar desde el puerto de Montevideo, el proyecto de lucha contra la pesca ilegal será un slogan al igual que ocurre con el convenio de puerto rector firmado por la FAO, que irónicamente tiene a Uruguay como un socio relevante. Si esto no se aborda con seriedad el acuerdo con Gran Bretaña se limitará a la cooperación científica y en este punto encuentra tantos adeptos como detractores, incluso dentro del Palacio San Martín.