Tal como se prevía hubo acuerdo final en el Brexit, en el ámbito pesquero, con una reducción del 25 por ciento de las capturas, lo que será un duro varapalo para los puertos de Ondarroa, Burela, Celeiro, Avilés, Vigo, Marín, A Coruña.
La pesca comunitaria ha sido la principal perdedora, dado el mayor número de barcos a la que se le limita el daño de una caída del 25% en cinco años, con términos aún poco claros. Ya, en el resultado del referéndum británico de 2016, la pesca fue el principal tema de controversia con el Reino Unido, con una ventaja en las negociaciones gracias a la riqueza de su zona económica exclusiva.
Sin embargo, en el borrador de acuerdo de casi 2.000 páginas que se estaba discutiendo la mañana del 24 de diciembre, tras una noche de conversaciones, este no era el único tema en el que aún quedaba camino por recorrer. Muchos países mantuvieron importantes desacuerdos en sus áreas de competencia, sobre las futuras reglas de competencia o las reglas de arbitraje en caso de conflicto: agricultura, industria o finanzas, todos se movilizaron para evitar competencia desleal en el corazón del continente.
Los Ministros de Pesca habían consultado a los profesionales de la pesca a última hora de la mañana del jueves los términos de la negociación. En ese momento, la posición que estaba sobre la mesa se refería, por tanto, a una caída global del 25% en el valor de las capturas europeas en aguas británicas, por encima del nivel del 15% al 18% adelantado por el negociador de la Unión Europea Michel. Barnier, a principios de diciembre. No obstante, la UE no ha cedido en la última semana, mientras que Reino Unido hablaba, hace solo tres días, de recuperar más del 60% en tres años. El Reino Unido se ha mantenido firme, una vez que perdería mucho más que la UE, porque exporta el 47% de sus productos a los países miembros.
En el sentir de los pescadores «quedan muchos puntos por aclarar», dijo Jean-Luc Hall, director del Comité Nacional de Pesca Marítima y Cría Marina (CNPMEM), de Francia. Entre los puntos de controversia la progresividad de esta reducción, las normas sobre historial de pesca las claves de distribución entre los Estados miembros. En este caso desde el sector pesquero comunitario se criticaba la fuerte reducción de capturas. Por su parte, los pescadores franceses habían señalado dos líneas rojas: los accesos a las 6-12 millas en el Canal de la Mancha, en zonas donde estos últimos tenían derechos históricos antes de que el Reino Unido entrara en la Unión Europea, y el hecho vincular el acceso a un régimen Tac y de cuotas, sabiendo que los cefalópodos y los salmonetes, por ejemplo, no están sujetos a él.
El acuerdo todavía tendrá que ser validado por los Estados miembros, para su entrada en vigor provisional el 1 de enero, cuando el Reino Unido haya abandonado definitivamente el mercado único. Y este tratado todavía tendrá que ser validado a posteriori por el Parlamento Europeo. También queda por perfilar cómo quedarán las cuotas pesqueras para el 2021, para puntos puntos sin aclarar.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el negociador europeo Michel Barnier debían dar una conferencia de prensa, en la tarde del día 24. Por su parte, el primer ministro británico, Boris Johnson, estuvo negociando con Ursula von der Leyen y tuvo que esperar un poco más de lo que esperaba para darle este trato como regalo de Navidad a su opinión pública. Tuvo que cancelar varias conferencias de prensa anunciadas para la mañana y volver a negociar para llegar a un acuerdo final en el que el Reino Unido sale beneficiado claramente.
El sector representa tan solo el 0,12% de la economía británica (con una facturación anual de 1.600 millones de euros y 24.000 empleos directos). La City, el 7%. En cualquier caso, Londres siempre descartó cualquier acuerdo comercial que otorgara a los barcos europeos acceso a las aguas británicas a cambio de mejores condiciones para los servicios financieros británicos en el mercado único, cuando el sector servicios representa un 80% del PIB del Reino Unido.
¿Los números no les cuadran? Olvídense de razones económicas. Johnson ha estado a punto de salir sin pacto de un mercado al que destina el 47% de sus exportaciones y del que recibe el 52% de sus importaciones. Con el Brexit, todo siempre ha sido política. Y pese a que su contribución a las arcas es mínima, el sector pesquero tiene una importancia política totémica para la causa euroescéptica, ya que recuperar el control de las aguas fue una de sus grandes promesas.
El punto de partida en las negociaciones no pudo ser más lejano: el Gobierno británico reclamaba la “repatriación” de hasta el 80% de las capturas en sus aguas territoriales, mientras que la UE ofrecía de un 15% a un 18%, una cifra considerada como “irrisoria” por Londres. El pacto alcanzado el jueves permite finalmente una transición de cinco años y medio para los pesqueros europeos y un recorte del 25% de sus capturas. Tras esa etapa, la UE y el Reino Unido tendrán que negociar año a año.
El pacto alcanzado permite una transición de cinco años y medio para los pesqueros europeos y un recorte del 25% de sus capturas
Londres quería desde el principio implantar un régimen parecido al noruego, que negocia cada año las capturas de las flotas comunitarias. El problema es que con Noruega se pacta la pesca de media docena de especies frente al casi el centenar que hay en las aguas británicas.
Los euroescépticos aseguran que los barcos de la UE pescan siete veces más en sus ricas aguas que lo que la flota británica lo hace en las comunitarias, por lo que, tras el Brexit, calculan que se podría duplicar la facturación del sector ampliando su zona exclusiva de 12 a 200 millas náuticas. Londres está en su pleno derecho de reclamar ahora la soberanía de sus aguas. El problema es que el 70% de las capturas británicas son vendidas al exterior, principalmente a la UE. Y, sin acuerdo comercial, las exportaciones se habrían complicado sobremanera.
Aun con pacto, sin embargo, tras el Brexit se plantean algunos problemas. Porque ante un exceso se producción, no habrá suficientes veterinarios para llevar a cabo los permisos sanitarios necesarios. Asimismo, podría haber dificultades para encontrar mano de obra para procesarlo. A partir del 1 de enero se termina la libertad de movimiento. Y la nueva ley de inmigración británica – que solo busca “inmigrantes más brillantes”- aplica un sistema de puntos basado en el modelo australiano, uno de los más estrictos del mundo.
A partir del 1 enero 2021, el Reino Unido abandona también la Política Pesquera Común (PPC), según la cual, los países de la UE tienen acceso total a las aguas de los demás. Las cuotas nacionales se dividen utilizando datos históricos que se remontan a la década de 1970, cuando la industria pesquera británica no le fue bien. Por lo que Londres siempre quiso aumentar la cuota.
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