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Comienza un 2019 clave para el sector pesquero

El 2019 puede ser un año clave para el sector pesquero con la entrada en vigor de la obligación del desembarque. Su aprobación en el 2013, con motivo de la reforma de la política común de pesca (PCP), ha derrochado ríos de tinta puesto que todo lo que se capture tiene que ser desembarcado en el puerto, independientemente de que sea de talla no comercial. El aprovechamiento al máximo de las cuotas y que no te veas paralizado por descontarse sobre las especies principales los descartes que se han podido generar se convierte en un reto incuestionable. No se permite arrojar al mar el pescado. Todo tendrá que ir a puerto. En el caso de no tener cuotas, se descontará de otra especie; y, si no se dispone de cuotas permitidas y se han agotado todas las flexibilidades se obligará al amarre.

El objetivo de todo ello es mantener los «stock» en el rendimiento máximo sostenible. Llegar al rendimiento máximo sostenible (RMS) en todas las poblaciones con el fin de conseguir su perpetuación es una meta que se había fijado para el 2015, pero a la que se le añadió una prórroga hasta el 2020 por las graves consecuencias sociales que la primera fecha iba, sin ningún género de dudas, a provocar.
Siguiendo con el objetivo de la Comisión Europea de conseguir el Rendimiento Máximo Sostenible en todas las pesquerías para el año 2020, en 2019 de las 66 especies pesqueras sobre las que se establece cuota de pesca en 2019, en 53 de esas especies ya se está en situación de lograr ese máximo sostenible.

Hasta ahora, la legislación europea no permitía desembarcar pescado de talla inferior a la legal, o pescado del cual se careciera de cuota pero, a partir del 2019, todas las especies sometidas a TAC deberán desembarcarse, ya sean de talla antireglamentaria o de especies de las que no se tiene cuota.
Para ello habrá que conocer cómo funciona el «banco de cuotas de especies de estrangulamiento» para que los barcos puedan seguir pescando las especies de las que tienen cuota suficiente y que lo que pesquen de especies de las que no tienen cuota, compute contra ese «banco de cuotas».

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La finalidad es eliminar progresivamente los descartes en todas las pesquerías de la Unión Europea. Ese es uno de los objetivos de la política pesquera común, que establece, a través del Reglamento 1380/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo, la obligación de desembarque de los descartes de las especies sujetas a límites de capturas, y en el Mediterráneo, también de las sujetas a las tallas mínimas. De conformidad con esta normativa, la obligación de desembarque se aplicará a las pesquerías demersales en el Mediterráneo a partir del 1 de enero de 2019 para todas las especies. Esto significa que desde este nuevo año, las especies regidas por un TAC (Total Admisible de Captura) y cuotas y aquellas con talla mínima en el Mediterráneo deberán ser llevadas a puerto, de manera que las embarcaciones deberán desembarcar todas sus capturas para controlar que no se tiran, suprimiendo los descartes.

El descarte en pesca consiste en devolver al mar las capturas no deseadas, vivas o no, por no alcanzar la talla mínima o porque el pescador no dispone de cuotas para una especie. La nueva Política Pesquera Comunitaria (PPC) obliga al desembarque de todo lo capturado en puerto para erradicar la práctica de tirar peces por la borda.

El desembarque implicará que la tripulación debe subir a bordo todo el pescado capturado, anotar las cantidades en el diario de a bordo, distribuirlo en cajas con hielo y llevarlo a puerto. Si se trata de ‘pezqueñines’ (los juveniles) y otras especies sin valor comercial, la norma europea dice que no se podrán utilizar para consumo humano.

Según la presidenta de la Federación de Cofradías de Pescadores de la provincia (Caleta de Vélez, Málaga, Fuengirola, Marbella y Estepona), María del Carmen Navas, al ser algo nuevo, todavía existen muchas dudas dentro de la flota malagueña sobre la obligación de desembarcar los descartes, que por lo pronto va a representar un gasto añadido para las embarcaciones.Su objetivo es la erradicación de la práctica de tirar peces por la borda

«Los pescadores ganan en función de las capturas que se subastan en lonja. No sabemos cual será el destino de los descartes ni cómo se van a gestionar. Sólo sabemos que no pueden ser para consumo humano. Tampoco en las cofradías disponemos de infraestructuras para almacenarlos. Lo único que tenemos claro es que será un trabajo que habrá que realizar a bordo y por el que los marineros no tendrán compensación económica alguna, y que además habrá que mantener a bordo, refrigerados y envasados», ha señalado Navas.

El delegado territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Javier Salas, reconoce que la obligación de desembarcar los descartes es una «medida controvertida». Asimismo ha indicado que en la actividad pesquera no hay grandes descartes, aunque la administración andaluza carece de datos en este sentido.

Para la patrona mayor de la Cofradía de Pescadores de Caleta de Vélez y presidenta de la Federación provincial, coincide en que es pronto para saber qué efectos puede tener para el sector, porque entre otras razones el tipo de pesca que se practica en la provincia apenas genera descartes, ya que la flota utiliza en su mayoría artes consideradas selectivas que permiten que las capturas que no dan la talla puedan escapar.

Asimismo recuerda que de las especies que captura el sector sólo tres están sujetas a cuotas anuales: chirla, coquina y concha fina.

Sin concretar el Destino

Navas lamenta que cuando a falta sólo de días para que entre en vigor esta obligación en nuestras costas no se sepa cuál va a ser el destino de los descartes. «Se dice que será para elaborar piensos o harinas. Sin embargo, que sepamos en la provincia no hay ninguna empresa que se haya interesado, de modo que no sabemos qué va a pasar con esos descartes, esas especies no comerciales que capturen los barcos o los que no den las talla mínima», insiste la patrona mayor de la Cofradía de Pescadores de Caleta de Vélez, para quien es imposible responder ala pregunta sobre dónde se almacenarán una vez desembarcados los descartes ni cómo se las arreglarán los barcos para mantenerlos a bordo.

Las normas contra los descartes entraron en vigor en 2015 para especies pelágicas (caballa, jurel, anchoa o sardina), en 2016 se aplicaron a merluza y cigala en el Atlántico. Desde el 1 de enero de 2019 se aplicará a todo el caladero del Mediterráneo, incluido Málaga. La medida afecta a todas las artes de pesca.

Según un folleto divulgativo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, mientras sea posible usar una exención de ‘de minimis’, no se podrán desembarcar capturas por debajo de la talla, aunque será la Administración la que informe del agotamiento del ‘de minimis’ y por tanto a partir de qué momento las capturas deberán ser desembarcadas, aunque siempre para ser destinadas a fines distintos al consumo humano.

En concreto señala, que no se pueden llevar a puerto las capturas por debajo de talla mínima de referencia para la conservación de las especies sujetas a exenciones de alta supervivencia o ‘de minimis’ y las capturas que presenten daños causados por depredadores.

Según el diputado y portavoz de Pesca del PSOE en el Congreso, Miguel Ángel Heredia, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación está trabajando a destajo para aprobar dos Ordenes Ministeriales, una para que este lista en enero y otra también en ese entorno sobre la obligación de desembarco y para la mejora en la selectividad. El texto en el que se trabaja recoge la gestión de las medidas previstas por la Comisión Europea relativas a las exenciones de minimis, por alta supervivencia –como es el caso de la raya– o interespecies, según Heredia.

En los tres casos los descartes serán permitidos, aunque deberán anotarse en el diario de abordo. Además, en los dos últimos casos la Secretaría General de Pesca publicará mediante resolución la lista de especies que pueden ser objeto de librarse de la norma por alta supervivencia o del uso de la flexibilidad interespecies.

Para Heredia, es necesario de la Unión Europea una mayor flexibilidad a través de las exenciones de mínimos y de alta supervivencia, así como de plazos en su aplicación, sin que ello comprometa al estado biológico de los recursos pesqueros.

Inicio con el verdel

La primera campaña del año será la del verdel que parte con un 20 por ciento menos en posibilidades de captura. Los barcos del Cantábrio y Noroeste en la primera semana de marzo, posiblemente el día 5 o 6 de marzo. Previamente, algún barco partirá a finales de febrero para hacer alguna prospección y tratar de conocer si la especie está cerca de nuestra costa.

Los barcos grandes tienen margen suficiente para pescar después anchoa y bonito. Pero los que tienen difícil son los barcos que emplean artes menores con una reducción de sus cuotas importante. Este año la campaña de verdel promete ser la más corta de las celebradas debido a que con el reparto propuesto

La captura total de verdel rondó en el año 2018 las 950.000 toneladas, de las que España pescó 33.000 y la flota vasca 11.000. Es decir, «la flota vasca supone una parte muy pequeña del conjunto, lo que explica que, habiendo verdel en nuestras aguas, la reducción de la cuota responde a decisiones que se toman en base al estado general del stock, que no es bueno, y no atendiendo a circunstancias locales».

El origen, por tanto, de la decisión de bajar la cuota de verdel, partía de una propuesta inicial de los científicos de reducir un 42% en 2019 la cuota respecto a 2018, postura basada en la existencia de «una presión pesquera por encima de los límites aconsejables y una incertidumbre importante sobre los datos de reclutamiento de la especie, es decir, sobre cuantos individuos nuevos entran en la pesquería».

En ese sentido, los últimos datos recopilados en 2015-2016 hablaban de «incorporación débil» de nuevos individuos, por lo que los científicos reclamaban «precaución» en la pesquería, lo que se tradujo en un consejo de «reducción importante» en el Total Admisible de Capturas (TAC).

Por ese motivo, entiende el Gobierno Vasco, finalmente «se han introducido criterios socioeconómicos y de dependencia sobre esta pesquería para gran parte de la flota europea», teniendo en cuenta el hecho de que el verdel «es un stock único en el Atlántico Norte, situación que perjudica a la flota vasca», afirma el Ejecutivo en su comunicado.

Después del verdel vendrá la anchoa sobre la que se consigue el mantenimiento de cuotas en anchoa y merluza del Cantábrico y el incremento en las de Bonito del Norte (10%), merluza de la costa francesa (22%), rape del Cantábrico (5%), gallo del Golfo de Bizkaia (40% más) y chicharro del Golfo de Bizkaia, otro 18% más que las contempladas para este año. Un margen importante para rentabilizar las pesquerías.

El Brexit

Otro de los temas candentes será el «Brexit», y la incertidumbre sobre el futuro de la flota de Malvinas y Gran Sol. Está por confirmar si habrá elecciones en el Reino Unido, aunque todo está negociado ya para que se inicie la salida a partir del 20 de marzo, aunque la PPC seguirá funcionando en el Reino Unido hasta el 2020
Falta por conocer si se van a introducir cámaras a bordo de los barcos, instalar una especie de caja azul para comprobar la potencia de los barcos y tener localizadas hasta a las más pequeñas chalanas que trabajan en el rincón más recóndito del caladero.

May prometió que, tras el ‘Brexit’, el Reino Unido sería libre de fijar sus cuotas de pesca y negociar el acceso a sus aguas. Pero el acuerdo que negoció con Bruselas prevé, a la espera de establecer las reglas de la futura relación entre ambas partes, un periodo de transición de 21 meses , ampliable hasta 24 más, durante el cual los pescadores europeos conservarán el acceso a las aguas británicas y los británicos permanecerán sometidos a las cuotas de pesca europeas.

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