30/09/2024 Imagen del congreso del año pasado. ECONOMIA CONXEMAR
El XIII Congreso Internacional Conxemar-FAO-MAPA, celebrado en Vigo bajo el lema “Aquatic Food = Food Security”, reunió a expertos, representantes institucionales y líderes del sector pesquero y acuícola de todo el mundo . El encuentro conmemoró el 30º aniversario del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO, subrayando la vigencia de este instrumento como guía ética y técnica para la gestión sostenible de los recursos marinos . Durante la jornada se abordaron los logros y desafíos tras tres décadas de pesca responsable, a la vez que se pusieron sobre la mesa nuevas soluciones –desde el cultivo de algas hasta la biotecnología de proteínas alternativas– para garantizar la nutrición mundial de forma sostenible .
En la ponencia inaugural, Manuel Barange, subdirector general de la FAO y director de Pesca y Acuicultura, hizo un repaso de la evolución del sector pesquero desde 1995, año de adopción del Código. En estas tres décadas, la producción mundial de alimentos acuáticos se ha duplicado, superando hoy los 200 millones de toneladas anuales, y la acuicultura –cuya producción se ha multiplicado por cuatro desde 1995– ya aporta más de la mitad de ese volumen . Este auge ha consolidado a la acuicultura como “motor de crecimiento y fuente estable de proteína” para la nutrición global . Barange recordó que el Código de Conducta ha sido implementado por más del 90% de las naciones, pero persisten retos importantes: apenas un 65,5% de las poblaciones de peces se explotan de forma sostenible en la actualidad , lo que demuestra que la sobrepesca sigue siendo un problema sin resolver.
El representante de la FAO elogió la ejemplar colaboración de España con la organización en materia pesquera y enfatizó el papel crucial de los alimentos acuáticos en la lucha contra el hambre y la malnutrición en el mundo, e incluso en la prevención de problemas como la obesidad . No obstante –advirtió– la expansión de la pesca y la acuicultura debe apoyarse en bases científicas y éticas, adaptadas a los desafíos medioambientales y socioeconómicos actuales . Solo así el crecimiento del sector podrá sostenerse a largo plazo sin comprometer los ecosistemas ni a las comunidades que dependen de ellos.
A continuación, Alberto Prieto, coordinador general de la Fundación Fish Nation, analizó el pasado y el porvenir del Código de Conducta tras 30 años de vigencia. Prieto valoró que “el Código ha sido una herramienta formidable para proteger los océanos, pero necesita adaptarse a los retos actuales” . En su ponencia enumeró varios desafíos emergentes que deben incorporarse con más fuerza en la agenda pesquera global: la igualdad de género en el sector, la lucha contra la pesca ilegal, la transición energética hacia fuentes limpias, la reducción de la contaminación y la mitigación del cambio climático . También abogó por un enfoque más amplio en las medidas de conservación: “no basta con cerrar zonas de pesca; es necesario incorporar el análisis socioeconómico desde el inicio”, afirmó , subrayando que las políticas pesqueras deben contemplar desde el principio el impacto en las comunidades y trabajadores, además del ecosistema.
Estas ponencias iniciales sentaron las bases del debate y dieron paso a cuatro mesas redondas temáticas, en las que participaron especialistas de distintos eslabones de la cadena de valor para profundizar en aspectos clave: desde el acceso de los consumidores a los productos pesqueros hasta la innovación tecnológica, el impacto socioambiental y las estrategias de crecimiento futuro .
La primera mesa redonda, moderada por Pedro Reis Santos (Consejo Consultivo de Mercados, MAC), abordó la disponibilidad y accesibilidad de las proteínas acuáticas para los consumidores . Directivos de grandes distribuidores internacionales –como Karen Zuccolotto (Grupo Chedraui, México/EE.UU.) o Jessica Panetta (Sobeys Inc., Canadá)– junto a expertas en análisis de mercado debatieron sobre las tendencias de consumo en diferentes continentes. Un tema candente fue el marcado declive en el consumo de productos del mar observado en regiones como Europa . La especialista en consumo Gabriela Fujita (Worldpanel/Numerator) advirtió que “en los hogares con niños, directamente no se consume pescado” , lo que compromete la formación de nuevos hábitos alimentarios saludables entre las generaciones más jóvenes.
Por su parte, el economista Fernando González Laxe (Universidade da Coruña) señaló la paradoja entre discurso y práctica del consumidor: muchos dicen valorar la sostenibilidad, pero “en la práctica eligen el precio más bajo, incluso si el producto carece de certificación” . Esta brecha entre la conciencia ambiental declarada y las decisiones de compra reales plantea desafíos para la pesca responsable. Además, se discutió cómo los cambios en la distribución agravan esta tendencia: por ejemplo, grandes cadenas como Mercadona en España han eliminado el mostrador tradicional de pescadería, debilitando la relación directa entre el consumidor y el producto fresco .
Ante este panorama, los expertos coincidieron en la necesidad de reposicionar los alimentos acuáticos en la mente del público, destacando sus beneficios para la salud, conveniencia y alto valor nutricional, así como desarrollando formatos de producto más accesibles y prácticos para el estilo de vida moderno . Solo con mejores estrategias de comunicación –enfatizando que el pescado es un alimento saludable, fácil de preparar y sostenible– y con una oferta adaptada a las demandas actuales, se podrá revertir la caída del consumo y asegurar el relevo generacional de consumidores de pescado.
La segunda mesa, centrada en innovación y sostenibilidad en la cadena de valor, reunió a actores punteros de la biotecnología marina y la industria alimentaria. Moderada por Katarina Sipic (AIPCE-CEP), contó con la participación de emprendedores como Sebastian Rakers (fundador de BLUU Seafood, líder en pescado cultivado en laboratorio) y Mihir Pershad (CEO de Umami Bioworks, Singapur), junto a expertos en algas como Helena Abreu y representantes de los procesadores europeos como Guus Pastoor . El debate se centró en nuevos modelos productivos, envases inteligentes, logística y aplicaciones de la biotecnología alimentaria para transformar el sector pesquero .
Los panelistas expusieron cómo la innovación tecnológica puede reducir el impacto ambiental y mejorar la eficiencia en toda la cadena. Por ejemplo, se presentaron avances en proteínas alternativas: desde el cultivo celular de pescado –que permite obtener filetes sin necesidad de captura– hasta el desarrollo de productos a base de algas marinas, ricos en nutrientes y con baja huella ecológica. También se destacaron mejoras en empaquetado y conservación, indispensables para alargar la vida útil de los productos del mar reduciendo mermas. En conjunto, esta mesa redonda mostró un panorama donde la tecnología emergente y las prácticas sostenibles van de la mano para garantizar el abastecimiento futuro de proteínas acuáticas de forma responsable.
En la tercera mesa, moderada por la periodista Lara Graña (Faro de Vigo), se debatió el impacto de la pesca y la acuicultura en la sociedad desde una triple perspectiva: medioambiental, sociológica y económica . Entre los ponentes destacaron Karmenu Vella (excomisario europeo de Medio Ambiente y Pesca) y el sociólogo Jean-Pierre Poulain, quienes reflexionaron sobre la relación entre el sector pesquero y la opinión pública. Ambos coincidieron en que la pesca no recibe el reconocimiento que merece por parte de la sociedad ni de muchos organismos internacionales, pese a su importancia cultural, económica y alimentaria .
Poulain aportó datos reveladores sobre la percepción pública de los productos del mar: según estudios en Francia, el pescado es el alimento que mayor inquietud genera entre los consumidores, asociado a preocupaciones por la contaminación, los métodos de acuicultura y la sobrepesca . Esta desconfianza contrasta con la imagen de otros alimentos y supone un serio obstáculo para el sector. “Si queremos cambiar la imagen del sector, debemos cambiar el relato”, sostuvo Poulain , subrayando la importancia de comunicar de forma más eficaz y transparente, atendiendo a las inquietudes reales de la ciudadanía –como la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y el bienestar animal– para reconstruir la confianza en la pesca y la acuicultura.
Desde la óptica de las políticas globales, Vella enfatizó el escaso espacio que la pesca ha tenido tradicionalmente en las grandes agendas internacionales. Recordó, por ejemplo, que “en el Acuerdo de París ni siquiera se mencionó la palabra ‘océano’” a pesar de la estrecha relación entre cambio climático y mares, y señaló que incluso dentro de la FAO la pesca no figura explícitamente en el nombre del organismo. A juicio de Vella, el sector ha hecho grandes esfuerzos hacia la sostenibilidad en las últimas décadas, “pero sigue sin ser reconocido” en la medida necesaria . Como receta de futuro propuso “capturar menos y producir más” , es decir, disminuir la presión sobre las pesquerías salvajes y potenciar en paralelo la acuicultura y otras fuentes proteicas oceánicas. Solo así –equiparando el desarrollo pesquero al logrado en la agricultura– se podría garantizar tanto la conservación de los océanos como la seguridad alimentaria en un planeta cada vez más poblado.
Tras la pausa del mediodía, el congreso abordó los enfoques futuros y estrategias de crecimiento en una última mesa redonda moderada por Esperanza Abuín (La Voz de Galicia). El debate giró en torno a cómo conseguir un equilibrio entre las tres fuentes de proteínas acuáticas –la pesca extractiva, la acuicultura y el cultivo celular de organismos marinos– de cara a las próximas generaciones . Los expertos internacionales Fernando González Laxe, Luiza Reguse (Consumer Goods Forum) y Carmen González-Valles (Sustainable Fisheries Partnership), entre otros, analizaron las sinergias y trade-offs entre estos tres pilares productivos . Todos coincidieron en que garantizar la sostenibilidad del sector a largo plazo requerirá atender por igual a las dimensiones ambiental, económica y social de la pesca . Esto implica desde conservar los ecosistemas marinos y reducir la huella de carbono de las operaciones, hasta asegurar medios de vida dignos para las comunidades costeras y mantener la rentabilidad de las empresas pesqueras.
Una de las conclusiones fue la importancia de adaptar las regulaciones y las prácticas comerciales a los nuevos tiempos. A medida que surgen tecnologías como la biocultura de pescado o se desarrollan nuevas cadenas de suministro globalizadas, hará falta actualizar los marcos legales para garantizar condiciones de competencia equitativas y estándares de sostenibilidad homogéneos a nivel internacional . Además, se resaltó la necesidad de educar al consumidor y fomentar el consumo responsable, especialmente entre los jóvenes, para que valoren por igual un pescado capturado con artes tradicionales sostenibles, un pez criado en acuicultura certificada o un filete cultivado en biorreactor. Solo con ese equilibrio entre innovación y tradición, dijeron, el sector pesquero podrá seguir siendo competitivo a la vez que cuida del planeta.
Como broche de oro, la científica Dayna Baumeister, cofundadora del Biomimicry Institute, ofreció una ponencia inspiracional titulada “Manual Oceánico de la Naturaleza: Soluciones marinas para una prosperidad sostenible”. Baumeister mostró cómo la naturaleza y los ecosistemas marinos pueden servir de modelo para resolver muchos de los grandes retos industriales y medioambientales del futuro . A lo largo de miles de millones de años de evolución, organismos como los tiburones, ballenas o incluso las criaturas de las profundidades abisales ya han resuelto problemas de eficiencia, detección y resiliencia que hoy también se plantean en la industria pesquera . La ponente invitó al sector a aprender del “mejor laboratorio de I+D” del planeta: el océano, imitando las estrategias que la vida marina ha perfeccionado (desde aletas con diseño hidrodinámico hasta sistemas naturales de filtración y ahorro de energía) para innovar en procesos y tecnologías humanas . Estas ideas de biomímesis ofrecen soluciones revolucionarias listas para ser implementadas de inmediato, verdaderas ventajas competitivas que “nadan justo debajo de la superficie” esperando ser aprovechadas por quienes sepan observar la sabiduría de la naturaleza .
En las conclusiones finales del congreso se destacó que el océano continúa siendo un vasto territorio de conocimiento y oportunidades por explorar, clave para la alimentación sostenible del futuro . Los expertos pusieron el foco en el potencial de la acuicultura, el desarrollo de las algas y el avance del cultivo celular como vías complementarias para garantizar dietas saludables y sostenibles en las próximas décadas . Al mismo tiempo, incidieron en que las soluciones a los desafíos alimentarios globales “están en el océano”, y que es imprescindible equilibrar las dimensiones social, económica y medioambiental de la sostenibilidad en la pesca . La ciencia, la innovación tecnológica y la cooperación internacional fueron términos recurrentes, señalados como pilares estratégicos para construir un futuro competitivo y responsable en el sector pesquero .
El Congreso FAO-Conxemar volvió a funcionar como barómetro del mercado mundial del pescado. Según Erik Oksenvag, experto del Observatorio Europeo del Mercado de Productos de la Pesca y la Acuicultura (Eumofa), la ingesta de pescado en la UE ha caído un 30 % en la última década, y ya un 15 % de los europeos nunca consume productos del mar. El consumo medio se sitúa en 21,4 kg por persona y año, por debajo de los 26 kg recomendados por la FAO, con grandes diferencias regionales —más de 50 kg en Portugal frente a menos de 6 kg en la República Checa—.
Frente a ese declive europeo, Manuel Barange (FAO) pronosticó un crecimiento global del 3,2 % en el consumo de proteínas acuáticas y un aumento del 12 % de la producción mundial de pesca y acuicultura hasta 2034, impulsado sobre todo por el cultivo de especies acuáticas, que desde 2022 ya supera a la pesca extractiva como fuente principal.
Desde el comercio minorista, Rafael Piñero (Mercadona) alertó del “descenso sostenido y sin precedentes” del consumo en España y de la pérdida del relevo generacional de consumidores jóvenes, mientras que Karen Zuccolotto (Grupo Chedraui) ofreció la perspectiva mexicana: “En México el consumo ha crecido un 8 % en diez años, y el producto español, especialmente el marisco y el salmón, goza de gran prestigio.” Ambos coincidieron en que el precio sigue siendo el principal factor de compra, por delante de la sostenibilidad o el origen.
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