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sábado, abril 20, 2024
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«Los descartes son una prioridad para nosotros»

En una entrevista publicada en el Diario Atlántico, de Vigo, con el Secretario de Pesca, Alberto López Asenjo, especifica que «los descartes son una prioridad para nosotros» expresa, en un momento del año en el que la negociación de TACs (total admisibles de capturas) y cuotas centran el trabajo de la Secretaría de Pesca, que dirige desde principios de año, la cuota de sardina es otro punto caliente con un «escenario crítico», asegura. López-Asenjo es un experto negociador en pesca y acuicultura, trabajó en la FAO, fue presidente del FROM, director general de Estructuras Pesqueras y consejero de Agricultura y Pesca en la Representación Permanente de España en la UE, en Marruecos y Mauritania.

Brexit, descartes, TACs, no faltan frentes ¿qué balance hace de este primer año?
Muy positivo. El hecho de poder estar en una casa que conoces, si bien he estado entrando y saliendo con destinos en el exterior, te permite disfrutar de los éxitos del sector pesquero, pero también vivir en primera línea los retos y los momentos que son difíciles. Hay que trabajar por lo que se considera debe ser la pesca a partir de 2020 y estamos diseñando una serie de estrategias que pasan por la de Crecimiento Azul. Luego hay que ir desarrollando estrategias de competitividad para lograr la mayor eficiencia posible con los instrumentos y recursos financieros. El modelo de subvención tiene el recorrido que tiene y creo que es necesario que tengamos un modelo empresarial y una relación de las asociaciones con las entidades bancarias donde aparezcan nuevas figuras para el apalancamiento. También tenemos la estrategia social, la especialización, la formación o la equiparación de oportunidades entre hombres y mujeres.

Profesionales futuros

Uno de los problemas del sector es el relevo ¿se están tomando medidas en formación?
Sí, de hecho en las próximas semanas tenemos una mesa social de donde saldrá una batería de ideas. Habrá que ofrecer titulaciones adaptadas a los nuevos requisitos, porque los barcos de ahora no tienen nada que ver con los de hace treinta años. Será la Dirección General de Ordenación Pesquera y Acuicultura la que lleve esta labor de diálogo y consulta con representantes sociales y comunidades y ministerios.
Estamos en el último trimestre del año y en plena negociación de TACs y cuotas. ¿Cómo lo ve este año?
Las negociaciones son difíciles porque las previsiones no son favorables. Estamos con una presentación de reducción importante de merluza, rape, gallo, jurel, caballa y sardina, que tal vez es la que más me preocupa. Es importante ir articulando unas propuestas partiendo de la mejor información científica, pero también poner en la misma balanza los aspectos socioeconómicos, la dependencia de determinadas pesquerías y siendo conscientes de que hay que llegar a los objetivos que nos hemos marcado de rendimiento máximo sostenible en el año 2020. De hecho hay algunas pesquerías que deberíamos tener en cuenta que tenemos este margen para alcanzar el objetivo y no poner en riesgo una actividad económica.
¿Le preocupa la aplicación de la norma de descartes?
Los descartes son el gran problema y en el sector no andamos escasos de ellos. Para mí es la actividad prioritaria. Primero porque hay que aplicar soluciones realistas pero con un margen de flexibilidad y se empieza a apreciar un cambio en la Comisión Europea. Lo que hace ya dos años España decía en solitario que era una sinrazón, que había que buscar una fórmula articulada, flexible y con visión estratégica e integradora de actividades multiespecies, ahora vemos que otros países se están dando cuenta. Tal vez en España, al tener vocación de pesquerías multiespecíficas, lo pudimos detectar con más agilidad la influencia en TACs y cuotas.
Hay poco margen ya para la negociación.
El trabajo que nos queda en este año y dos meses se nos echa encima. Hay mucho trabajo técnico que va a necesitar creatividad, pero sobre todo más flexibilidad de la Comisión a la hora de acometer este objetivo. Todo el mundo lo valora y lo acepta, nadie quiere que haya descartes, pero de ahí a llegar a tal nivel de encorsetado que pone en riesgo la actividad pesquera ahí tendremos que encontrar un punto de equilibrio. Se dice que los negociadores somos optimistas estructurales, pero también el tiempo en este caso no juega a nuestro favor. Quedan quince meses y vamos a tener que aprovechar el tiempo muy bien.
¿Hay medidas ya sobre la mesa para minimizar el impacto de los descartes?
Sí, se están trabajando. La posible regulación y en la medida de lo posible establecer mínimis nos puede dar una solución, que sería paliativa, porque podría ser una fórmula transitoria. Creo que ese proceso necesitará de revisiones sucesivas tras ir analizando el impacto. Un componente fundamental va a ser la flexibilidad, otro la revisión y la concertación para dar una solución ordenada y armónica a todos los segmentos y modalidades de flota.

Sardina

¿Cómo van las negociaciones de la sardina?
Estamos trabajando con escenarios que no son nada halagüeños y el hecho de que estemos con Portugal viéndonos cada diez días denota el peso y la importancia que tiene. Tenemos la próxima semana una reunión con el secretario de Estado y yo estuve hace diez días en Portugal. Estamos a la espera de los informes definitivos y antes del Consejo, como a mediados de noviembre, iremos también a hablar con la Comisión para trabajar en salidas que nos permitan dar una alternativa a un escenario crítico.
El Brexit afecta a caladeros muy importantes para Galicia y para Vigo, ¿cómo ve las negociaciones?
Tenemos flota de pabellón español que opera en aguas británicas, unos 80 barcos, pero también flota británica de capital español y flota que está operando en otras aguas, como Malvinas, y hay que ver todo el puzle. En el caso de la flota de Vigo, el principio que se aplica en la negociación es de acceso al recurso, acceso al mercado, con un elemento que es importante y es que España captura mucho pero compra a los británicos mucho más de lo que captura en esas aguas. Hay que ser conscientes de que el recurso es muy importante, pero el mercado comunitario es la joya de la corona.
Los armadores de Vigo organizaron al principio del verano una jornada para analizar el consumo de pescado en la que participó ¿qué conclusión se llevó?
España tiene un consumo alto de pescado pero no te puedes relajar. En ferias como Conxemar se pone de manifiesto cómo es el mercado español, con operadores que vienen de cualquier parte del mundo para hacer negocio con España. Si a eso se suma que desde los distintos escalones se trabaja. Por ejemplo, estamos trabajando con las asociaciones de detallistas de pescado en módulos o acreditaciones con la Universidad de Distancia para empleos de atención de la pescadería. Vamos necesitar 8.000 profesionales de detallistas de pescado en un horizonte de tres años.

Consumo.

¿Pero los niños comen poco pescado?

Pero eso es por el paladar del niño y también son hábitos y si en casa se acostumbra a comer pescado lo comerá. El pescado es de los pocos productos cuyos consumos están estabilizados. Hace treinta años estábamos en nueve kilos y ahora está en 18 kilos por habitante y año a nivel mundial. Vamos a pasar de los 20 kilos este año y en un ratio donde acuicultura y pesca extractiva estarán al cincuenta por ciento. Esto demuestra que el consumidor ve el producto de la pesca como saludable.
¿Cuál debe ser el camino de la acuicultura en España?
En España necesitamos, de hecho hay una obligación comunitaria, que en la ordenación de espacios y territorio para 2019 hagamos una primera presentación. La acuicultura tiene que coexistir y lograr equilibrio con otras actividades. En España tenemos 300.000 toneladas de las que 245.000 son mejillón. En las 50.000 restantes estoy convencido de que tiene que experimentar un crecimiento muy importante. Está llamada a triplicarse en 20 años. En el mejillón no creo que sea un problema de cantidad

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