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jueves, marzo 28, 2024
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La divulgación del cambio climático huye de utilizar términos que evitan el auténtico problema

Los expertos del cambio climático usan un lenguaje «demasiado flojo» para la magnitud de la amenaza
Medio ambiente. Un estudio concluye que los mensajes «conservadores» del panel científico de la ONU pueden retrasar la acción política contra el calentamiento global.»Los informes hacen poco hincapié en las certezas y el lenguaje que utilizan termina diluyendo el mensaje», explica el investigador David Vietes. El análisis explica que se produce no solo por la complejidad de la investigación del clima, sino que también por la presión constante de los negacionistas

«La evidencia científica del cambio climático antropogénico está empíricamente establecida, pero comunicarla a audiencias no científicas sigue siendo un desafío». Así comienza un artículo científico publicado en la revista Bioscience en el que un equipo de investigadores analiza el lenguaje utilizado por el IPCC, el grupo de expertos de Naciones Unidas para lanzar sus mensajes científicos. Su lenguaje es demasiado tibio, «notablemente conservador» dicen, lo que permite a los políticos rebajar la ambición de sus medidas climáticas. El cambio climático es más evidente, más achacable a la acción humana y con impactos más severos que lo que trasciende del lenguaje oficial.

Este fenómeno, explica el análisis, es algo que, no solo se produce por la complejidad de la investigación del clima, sino que también se debe a la presión constante de los negacionistas del cambio climático.

«Pretendemos hacer una crítica constructiva», asegura a eldiario.es uno de los autores del estudio, el director del Departamento de Biogeografia y Cambio Global del Museo Nacional de Ciencias Naturales, David Vieites. «Estamos de acuerdo con el trabajo que hace el IPCC, pero creemos que no está siendo efectivo a la hora de transmitir el nivel de certidumbre que hay sobre el cambio climático», concluye este investigador.

Los científicos aseguran que es importante que los informes del IPCC dejen claro que hay tres puntos que se han demostrado más allá de toda duda: «Que se está produciendo un cambio global del clima, que los seres humanos somos los principales causantes del mismo y que este cambio está generando problemas sociales», afirma Vieites. Sin embargo, a pesar de que el organismo internacional reconoce claramente estos hechos, «sus informe hacen poco hincapié en las certezas y el lenguaje que utilizan termina diluyendo el mensaje», asegura este investigador.

Pocas certezas y demasiadas incertidumbres
En los informes publicados por este organismo se presentan todos los datos acompañados por su correspondiente nivel de consenso científico, así como por la robustez científica del resultado ofrecido, es decir, la probabilidad de que dicho resultado sea cierto. De esta forma, «a cada resultado científico se le da un grado de confianza, que va de muy probable, entre el 99 y el 100% de probabilidad, hasta extremadamente improbable, que sería inferior al 1%», explica Vieites.

El problema, según el estudio, es que «cuando analizas las conclusiones de los informes del IPCC ves que predominan los resultados en categorías intermedias de confianza, cuando deberían estar las de mayor certidumbre», explica Vieites. Además, insiste este investigador, «al incluir la incertidumbre de cada uno de los resultados que se ofrece, se da una impresión equivocada sobre nuestro conocimiento del clima».

Desde el IPCC defienden que «un tratamiento preciso y coherente de la confianza y la incertidumbre es fundamental en el trabajo científico», tal y como ha asegurado a eldiario.es el responsable de comunicación de este organismo, Jonathan Lynn. «Aunque algunas personas sostienen que el lenguaje utilizado es un obstáculo para comunicar la ciencia a los no especialistas, es una parte esencial de la evaluación del IPCC», cuyo objetivo es «proporcionar a los responsables políticos una imagen precisa del estado de los conocimientos científicos».

La forma de expresar los resultados en los informes se basa en un documento de consenso elaborado en 2010 por los tres Grupos de Trabajo del IPCC y que no se ha modificado desde entonces. Lynn reconoce que ninguna de las partes involucradas en su elaboración cree que sea necesario hacer una revisión de esta guía para el Sexto Informe de Evaluación, que se está desarrollando en estos momentos.

Así lo ha reconocido a este diario la actual presidenta del Grupo de Trabajo I del IPCC, la directora del Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medio Ambiente de la Comisión Francesa de Energías Alternativas y Energía Atómica, Valérie Masson-Delmotte, quien ha asegurado que «las directrices para informar sobre la incertidumbre en los hallazgos son extremadamente útiles para proporcionar una evaluación rigurosa y objetiva».

Las presiones de los negacionistas

Pero los autores del estudio insisten en que la utilización de este tipo de lenguaje, lejos de demostrar transparencia y rigurosidad, genera controversias, porque a menudo el grado de incertidumbre es malinterpretado de forma interesada. «El problema es que los negacionistas utilizan esta incertidumbre para atacar las conclusiones de los estudios sobre cambio climático, afirmando que si no estamos seguros al 100%, las medidas no son válidas, cuando eso no es así», afirma Vieites.

Precisamente las fuertes críticas que ha sufrido este organismo durante los últimos años por parte de los negacionistas del cambio climático son las que, a juicio de los autores del estudio, han contribuido al conservadurismo en el lenguaje de los informes. «Para protegerse de estos ataques, el IPCC ha empezado a utilizar un lenguaje muy conservador y ha perdido la posibilidad de transmitir el mensaje tal y como es, y es es que la certeza es mucho más alta de lo que parece mostrarse y los riesgos son mucho mayores», asegura Vieites.

Masson-Delmotte reconoce que «es un hecho que a algunas personas les gustaría saltar sobre cualquier error en los informes del IPCC para desacreditar no solo al organismo científico, sino también a toda la ciencia del clima». Pero precisamente por esto, afirma esta investigadora, «el deseo de todos los autores es expresar con la mayor precisión posible el estado de los conocimientos», algo que considera «crucial» para la reputación del IPCC. «Me gustaría ver el mismo rigor en todas las evaluaciones del estado del conocimiento en otros contextos», sentencia esta especialista.

Creación de un grupo específico de divulgación
Los autores de la investigación concluyen en su artículo que sería deseable crear un nuevo Grupo de Trabajo específico que analice la divulgación de los resultados. Sin embargo, Lynn asegura que no hay «ningún plan» para crear algo así y defiende que la estrategia de comunicación actual «ha sido eficaz, incluso si está enmarcada en el lenguaje de la incertidumbre del IPCC», poniendo como ejemplo el Quinto Informe de este organismo, que «fue la aportación científica clave al Acuerdo de París de diciembre de 2015».

Precisamente, Masson-Delmotte recuerda que el IPCC contó con la participación de expertos en comunicación para «ayudar a los autores a formular claramente sus principales conclusiones para el informe especial del IPCC sobre los efectos de un calentamiento global de 1,5°C», algo que sirvió de base para el citado acuerdo internacional.

Sin embargo, a pesar de defender la estrategia actual, el jefe de comunicaciones del IPCC afirma que ya «se han presentado propuestas para una nueva reunión de expertos sobre comunicación en los próximos años» y afirma que «el lenguaje de la incertidumbre será uno de los temas a tratar». Vieites, por su parte, concluye que «aunque el IPCC mejore su comunicación, ya estamos en un momento en el que esto empieza a ser secundario y lo importante ahora es comenzar a tomar medidas».

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